jueves, 23 de mayo de 2013

SER AMIGA DE VERDAD

Y este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Juan 15:12-14.

Siempre pensamos que las relaciones consanguíneas son las más fuertes, como la que tenemos con nuestros padres, hijos, hermanos, abuelos, tíos, primos, etcétera. Sin embargo, en la Biblia encontramos una declaración que afirma que esto no siempre es así: «Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano» (Prov. 18:24).
Tener amigos es una necesidad que debe ser satisfecha para poder gozar de salud mental. Quien intente vivir aislado seguramente se enfermará. Los amigos son la luz que se enciende cuando caminamos en la oscuridad, los que llenan los espacios vacíos del alma. Son la mano que se extiende para levantarnos cuando hemos caldo, son como el motor que nos empuja cuando caemos presas del desánimo.
Jesús, que es nuestro mejor amigo, nos anima a consolidar relaciones de amistad con nuestros semejantes, y con su vida nos dejó el ejemplo de las actitudes que debemos desarrollar si deseamos tener amistades profundas y duraderas:
Dejar el egoísmo y pensar en las necesidades de nuestros amigos.
Acompañarlos en los momentos de dolor.
Prestarles toda nuestra atención cuando nos cuenten sus problemas.
Alegrarnos de sus triunfos.
No solapar sus errores.
Saber escuchar.
Reír y llorar cuando ellos rían y lloren.
Respetar su individualidad.
Demostrar que nos interesan sus planes.
Recordar las fechas que son importantes en sus vidas.
Ponerlos todos los días en las manos de Dios por medio de la oración.
Da gracias a Dios hoy por las amigas que tienes. Valóralas como Cristo te valora a ti, una criatura que el Señor ama y que por lo tanto es merecedora de respeto y amor incondicional.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

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