domingo, 11 de agosto de 2013

SE NECESITAN CONDUCTORAS

Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. Salmo 143:8

Por lo general, las mujeres no gozamos de un gran prestigio en lo que se refiere a conducir automóviles. Por eso me sorprendí al ver un letrero en una agencia de autobuses de turismo: «Se necesitan conductoras». El anuncio era real, y supongo que los administradores de la empresa de autobuses descubrieron algún rasgo excepcional en la naturaleza femenina que consideraron necesario y útil para su empresa.
Apliqué dicho anuncio a otros aspectos de la vida, y estuve de acuerdo con su premisa. Los hogares, las familias, los hijos; todos necesitan conductoras, y esta es una necesidad que cada día se vuelve más apremiante. Muchos hogares caminan sin rumbo porque carecen de una madre y esposa que los conduzca.
Se necesitan mujeres que, con una elevada visión y bajo la dirección de Dios, se esfuercen por guiar a sus familias al logro de metas y objetivos definidos. Mujeres que, con claridad de propósitos, preparen hogares para el reino de los cielos y hagan de Jesucristo su guía y consejero.
En el extraordinario desempeño de Abigaíl (1 Sam. 25) encontramos personificada a una mujer conductora. Frente a los errores de su esposo, supo manejar las circunstancias de tal forma que evitó una catástrofe de consecuencias fatales. Ella supo actuar en el momento oportuno. Abigaíl:
• Demostró humildad y paciencia.
• Fue prudente al actuar.
• Tuvo un carácter a prueba de crisis.
• Mostró un espíritu de servicio.
Esa destacada mujer fue premiada por el Señor, al mismo tiempo que su malvado esposo fue librado de la muerte a manos de los seguidores de David. Todo gracias a la actuación inteligente de una «mujer conductora».
Amiga, echa tú también mano de los recursos que Dios te ha dado, y decide que serás la encargada de guiar tu propia vida, y por ende la de tus seres queridos.
El destino glorioso que espera a las «conductoras» que se entregan en las manos de Dios ¡es la patria celestial!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

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