martes, 19 de enero de 2016

EL VIAJE DEL SONIDO

Tu Oración: Gracias, Dios, por el sonido. Quiero escuchar siempre los hermosos cantos que hablan de ti.

Versículo para hoy: “Canten al Señor un cántico nuevo; canten al Señor, habitantes de toda la tierra”. Salmos 96:1.

Aunque no podemos ver el sonido, sí podemos escucharlo, y disfrutar de lo que oímos (o quizá no tanto).
Un poquito de ciencia
Puedes hacer un experimento para sentir el sonido y ver cómo viaja. Vas a necesitar dos metros de hilo de cáñamo, un vaso de plástico, un mondadientes (escarbadientes), y un clavo.
En el centro del fondo del vaso, que tu papá o tu mamá hagan un orificio con el clavo. Pasa el hilo por el orificio y ata la mitad del mondadientes en el extremo del hilo que va aquedar dentro del vaso. Tira del otro lado para que el mondadientes quede apoyado en el fondo del vaso.
Con una mano sostén el vaso, y con la otra toma entre tus dedos el resto del hilo. Apretándolo, tira del hilo al tiempo que deslizas tus dedos sobre él. Depende de la fuerza o la rapidez con que lo hagas, puedes producir diversos sonidos.
Cuando el hilo pasa entre tus dedos, se genera una vibración en el fondo del vaso, que varía de acuerdo con el movimiento de tus dedos. Las vibraciones viajan a través del hilo y lo que permite el sonido es la forma que tiene el vaso. Estas vibraciones producen sonidos.
En tu libreta de observaciones dibuja qué sonidos escuchaste.

Devoción matutina para niños pequeños 2016
Pequeños científicos de Dios
Por: Cesia Alvarado Zemleduch
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