domingo, 8 de enero de 2017

RESBALONES Y DESLICES

“Al tercer día, Abraham alcanzó a ver el lugar desde lejos. Entonces les dijo a sus siervos: ‘Quédense aquí con el asno. El muchacho y yo seguiremos adelante, adoraremos a Dios, y luego regresaremos”‘ (Génesis 22:4, 5).

Estar colgado de un precipicio con no más que una cuerda alrededor de tu cintura es razón suficiente para sentirte sumamente nervioso. Esto le pasó a mi hermano. Yo había decidido pasar un tiempo de calidad entre hermanos, así que salimos a hacer rapel. Aunque Doug no le entusiasmaban las alturas, estuvo de acuerdo con el plan. Comprobé detenidamente la configuración de los mosquetones metálicos, los dispositivos de seguridad y la firmeza de los nudos. Satisfecho, le indiqué a mi hermano que comenzara a deslizarse lentamente hasta el borde del precipicio. Justo cuando él estaba llenándose de valor, me di cuenta de que su principal mosquetón no estaba asegurado. “¡¡Doug, tu mosque- tón! i”, le grité. Él miró hacia abajo y entró en pánico. De repente, el suelo se le movía y él resbalaba y se deslizaba hada el borde. Por suerte, el dispositivo de seguridad lo sostuvo y únicamente se golpeó contra la roca. Cuando me deslicé hacia él, nos dimos cuenta de que el mosquetón sí estaba asegurado, pero mi hermano pateaba de la rabia, murmurando: “¡No sé por qué confié en ti! La confianza es la base de todo, ¿no es cierto?”
La historia de cuando Abraham fue a sacrificar a su hijo Isaac parece una locura. No me imagino teniendo que sacrificar a mi propio hijo. Sin embargo, cuando la leo, una palabra del versículo de hoy se queda fija en mi mente: “Regresaremos”. ¡Eso sí que es confianza! A pesar de la orden de sacrificar a su propio hijo, Abraham creía que Dios iba a hacer algo para resolver la situación, porque había prometido hacer de él una gran nación.
Confiar en las promesas de Dios significa creer en cosas que algunas veces no tienen sentido desde nuestro limitado punto de vista. Pero Dios siempre se las ingenia para que las cosas resulten para bien. Cuando leas las promesas bíblicas que dicen que el Señor te cuidará, o que no permitirá que experimentes tentaciones que no puedas manejar, ¡recuerda que él cumple sus promesas! Lo único que tienes que hacer es confiar y esperar. Él hará que todo, al final, sea para tu bien.

Tomado de lecturas devocionales para Adolescentes 2017
FUSIÓN
Por: Melissa y Greg Howell
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