lunes, 10 de febrero de 2020

“SI QUIERES QUE ALGO SE HAGA BIEN, HAZLO TÚ MISMO». CHARLES-GUILLAUME ÉTIENNE

Michael estaba muy concentrado en su proyecto. Estaba cambiando la pantalla de su iPhone cuando notó que salía humo de los circuitos  internos. «¡Oh, no!», exclamó. El teléfono para el que tanto había ahorrado ahora estaba arruinado.
Recuerdo algunos proyectos que a mí me salieron mal. Como la vez que estaba construyendo una pared en mi casa y me rebané el dedo pulgar. O la vez en que traté de arreglar el auto… pero no pude.
Por supuesto, tratamos de hacer las cosas por nuestra propia cuenta para ahorrar dinero, o simplemente porque parece divertido. Pero, la historia más extraña de este tipo que he oído recientemente es la de un ruso llamado Leonid Rogozov. Él era el médico de una expedición que salió hacia la Antártida en 1960.
Los doce hombres de la base rusa pronto quedaron incomunicados con el resto del mundo por causa del frío extremo del invierno polar. Fue entonces cuando el doctor Rogozov sufrió una apendicitis. ¡Eso sí que es suerte! Si cualquier otro miembro de la expedición hubiera necesitado que se le extirpara el apéndice, él habría podido hacerlo. Pero no había otro médico en el grupo que pudiera hacerle la cirugía a él.
Le subió la fiebre y vomitaba a cada rato. «No dormí anoche», escribió en su diario. «¡Me duele muchísimo! Una tormenta de nieve azotando mi alma, gimiendo como cien chacales… Hasta aquí llegué… Tengo que pensar en la única salida posible: operarme yo mismo».
Hizo que uno de sus compañeros sostuviera un espejo y le mostró a otro cómo sostener los instrumentos que mantendrían abierta la piel. Otro amigo estaba listo para reemplazar a uno de los dos primeros si alguno se desmayaba. Entonces, él mismo se abrió la panza. Tuvo que hacer pausas cada pocos minutos por causa de la debilidad y el vértigo. Pero terminó la cirugía y se recuperó completamente.
Aunque puedes intentar hacer muchas cosas por tu cuenta, hay una que no puedes hacer: no puedes llegar a ser lo suficientemente bueno como para entrar al cielo. Necesitas que Jesús te dé un nuevo corazón. Esa es una cirugía que no puedes hacer tú mismo. Kim.
«¿Quién puede afirmar: ‘Tengo puro el corazón; estoy limpio de pecado’?»(Prov. 20:9).

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADOLESCENTES
“UNA IDEA GENIAL”
Por: Kim Peckham
Lecturas Devocionales para Adolescentes en 2020.

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