viernes, 29 de enero de 2010

ESCASA ENSEÑANZA DE LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE

¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje? ¿Tan torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos? (Calatas 3:2, 3).

Otro peligro que viene como resultado de la incomprensión del evangelio, va más allá del daño espiritual que pueda producirse en una persona. Notemos: «Nuestras iglesias mueren por falta de enseñanza acerca de la justicia por la fe y otras verdades» (Obreros evangélicos, p. 316).
Hemos dicho anteriormente que cuando una persona no entiende correctamente el evangelio, se enferma espiritualmente. No crece, no desarrolla su vida cristiana en forma normal. Podríamos decir que se rezaga en su crecimiento. El atraso puede continuar hasta que la persona muere espiritualmente. Pero lo que le puede pasar a una persona, también puede sucederle a una congregación o iglesia. Como una congregación está formada por miembros individuales, lo que le pase a los miembros le pasará a la congregación.
Cuando una iglesia descuida la enseñanza del evangelio, corre el peligro de debilitarse y morir. Cuando el mensaje de la justificación se predica muy poco o no se predica, la iglesia, como la persona, sufre. Ya nos pasó como iglesia en una etapa de nuestra historia. Entusiasmados por descubrimientos doctrinales, nos dedicamos casi exclusivamente a predicar ciertas doctrinas importantes, pero que no constituyen el evangelio. De acuerdo a Elena G. de White, el resultado fue que predicamos tanto sobre la ley, el sábado y las profecías que llegamos a estar más secos que los montes de Gilboa, que no reciben ni rocío ni lluvia. Fue una época de debilidad espiritual. Gracias a Dios retomamos el camino y tratamos de corregir los errores cometidos.
Pero este riesgo nos persigue por todas partes. La única manera de sentirnos seguros es vigilar que el verdadero evangelio se predique en nuestras con¬gregaciones. Cuidémonos del mucho sermoneo promocional que va y viene, y que suele desplazar la predicación del evangelio.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C

jueves, 28 de enero de 2010

LA ORACIÓN DE FE

Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano (2 Reyes 20:5).

Mi nieto, de 10 meses de edad, era el deleite de nuestra familia. Kenric Adam me seguía dondequiera que yo iba. Parecía que estaba unido a mí con lazos de afecto real y duradero. Sus ojos estaban llenos de vida, y su sonrisa siempre reflejaba gozo y amor. ¡El solo hecho de verlo alegraba mi corazón!
Una noche, la habitación estaba silenciosa, excepto por el tic-tac del reloj. Unos pocos minutos antes de la medianoche, mi nuera se despertó de repente y se sintió sobresaltada al ver que nuestro Kenric estaba teniendo convulsiones. Ella nos llamó rápidamente. Su pequeño cuerpo temblaba con fiebre muy alta, y percibimos que necesitaba cuidados inmediatos.
Todos corrimos al hospital más cercano, y esperamos toda la noche. Esta fue la primera gran crisis que nuestra familia tuvo que enfrentar. No teníamos sueño, y el temor nos envolvía. Era agonizante ver los ojos de mi hijo cargados de dolor y el rostro de mi nuera manchado por las lágrimas.
El viernes de tarde su temperatura llegó a los 42°C. Percibiendo el peligro, todos comenzamos a llorar. Alcé al bebé en mis brazos y sumergí su cuerpo caliente en agua con hielo. El médico probó diferentes remedios; pero ninguno de ellos dio buen resultado. El perdió las esperanzas, y decidimos llevar a Kenric a otro hospital. Pensé para mis adentros: "Voy a perder a mi nieto". Mientras yacía en Cuidados Intensivos, entregué al niño en las manos de Dios diciendo: "Ya no te pido que lo cures, Señor, solo te pido que se cumpla tu voluntad en él". Aunque sabíamos que su vida estaba en riesgo, yo creía que Dios siempre hace lo mejor para los que confían en él. No hay problema demasiado grande o demasiado pequeño que él no pueda manejar. Sabía que Dios nos estaba dirigiendo, guiando y apoyando.
Finalmente, los médicos diagnosticaron malaria cerebral, entonces tuvieron la posibilidad de darle la medicación correcta y Kenric respondió bien. La fiebre bajó y él mejoró. Dios manifestó su poder. Los profesionales estaban sorprendidos ante su rápida recuperación, y hoy Kerinc Adam es un niño de 3 años sano, activo e inteligente. Ama mucho a Jesús y recita varios versículos de memoria.
Gracias a Dios por hacer maravillas en nuestras vidas; que su voluntad sea hecha en tu vida hoy.

Jean Sundaram
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

EL CONSUELO DE LAS PROMESAS DIVINAS

Muchas son tas angustias del justo, pera el Señor lo librará de todas ellas. Salmos 34:19.

¿Te parece que el versículo de esta mañana es una buena publicidad para invitar a la gente a acercarse a Dios? El pastor Juan José Andrade, director del Centro White de la Universidad de Montemorelos, trae este texto a nuestra consideración hoy, día de su cumpleaños. A través de su experiencia ministerial ha llegado a entender muy bien que Dios no ha preparado un lugar en el espacio para guardar a salvo a todos los que creen en él.
Dios tiene a sus hijos en este mundo, en medio de muchas aflicciones que sobrevienen repentinamente y los toman por sorpresa. El Salmo 34 comienza con la clara definición de la propuesta de David en torno a su confianza en Dios: «Bendeciré al Señor en todo tiempo». Entonces presenta sus evidencias:

  • Nos escucha y nos libra (vers. 4).
  • Nos alumbra y no nos avergüenza (vers. 5).
  • Provee «a los que le temen» (vers. 9).
  • Sus ojos no nos pierden de vista y sus oídos captan nuestro clamor (vers. 15).
  • Se acerca a nosotros y nos salva (vers. 18).

El Salmo termina presentando a un Dios Redentor, y la promesa de los que confían en él no serán condenados (vers. 22). Esta última promesa fue confirmada por Jesús mismo en la conversación nocturna con Nicodemo. El Señor dijo en esa ocasión: «Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él» (Juan 3: 17).

¿En qué circunstancias escribió David este Salmo? Cuando huía. ¿Por qué tuvo que pasar por tantas aflicciones un joven que ya había sido elegido y ungido por Dios? Había salido al frente de Goliat en el nombre de Dios, pero parecía que repentinamente el cielo había quitado su protección y lo había abandonado a su propia suerte. Pero el Salmo 34 revela su profunda confianza en Dios. Por eso David no vaciló en declarar: «El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen; a su lado está para librarlos» (Salmos 34: 7).

«Cuando Satanás profiera sus amenazas, apártese de ellas y consuele su alma con las promesas de Dios». MJ 107, 108.


Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

ENTENDER EL EVANGELIO

Si uno vuelve a edificar lo que antes había destruido, se hace transgresor (Calatas 2: 18).

Otro peligro que se tiene al no entender correctamente el mensaje de la justificación por la fe se refleja en las siguientes palabras procedentes de la pluma inspirada: «Este asunto es tan oscuramente comprendido, que miles y miles que pretenden ser hijos de Dios son hijos del maligno, porque dependen de sus propias obras» (Mensaje selectos, t. 1, p. 402-403).
Tanto en esta cita como en la de ayer se habla de comprensión. Alguien podría pensar que estamos manejando el concepto de que las personas se salvan por un determinado conocimiento, al estilo del gnosticismo cristiano del primer siglo de nuestra era, que enseñaba que las personas se salvaban por el conocimiento que tenían. Pero en la fe cristiana las personas se salvan por tener fe en Cristo. El conocimiento salvador del cristianismo es un conocimiento práctico que implica una relación de fe con la persona de Jesús de Nazaret. Si no entendemos y comprendemos el evangelio correctamente, podemos caminar lejos de Cristo, que es la salvación, y por lo tanto, perdernos. Pero si nos perdemos es por falta de Cristo, no por falta de conocimiento doctrinal. Si no se entiende el evangelio, o si se lo entiende incorrectamente, una persona puede desembocar muy lejos de Cristo, en una religión de salvación por obras que no tiene nada que ver con los méritos de Cristo. Tal religión es mortal. Además, de acuerdo al evangelio, no todos los seres humanos son hijos de Dios. En un sentido natural, todos lo somos, pues hemos sido creados por Dios. Pero somos verdaderamente hijos de Dios cuando somos adoptados en la familia de Dios. Esto solo se logra aceptando a Cristo como nuestro Salvador personal. Sin embargo, es lamentable que personas que han llegado a ser hijos de Dios, pierdan este estatus al adoptar una religión por obras sin Cristo. También es triste que no sean pocos los que hacen eso. ¡Que Dios nos guarde de cometer ese error!

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C
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miércoles, 27 de enero de 2010

HONREMOS A NUESTROS PADRES

Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da (Éxodo 20:12).

Mientras revisaba mi correo electrónico, encontré un mensaje de un querido amigo. No hablamos muy a menudo, pero yo le había enviado un forward de cómo los hijos deben responder a las necesidades de sus padres ancianos. Algunas sugerencias incluían mostrar paciencia al escuchar historias repetidas y al esperar una oración completa, cuando es difícil para ellos recordar algo. Mi amigo me respondió contándome cuan oportuno y valioso había sido ese e-mail, porque recientemente había comenzado a cuidar de su madre anciana; se había convertido en una carga, especialmente porque necesitaba cuidado permanente. Estaba desesperado, y consideraba la idea de buscar cuidados alternativos.
Cuidar de nuestros padres ancianos es difícil algunas veces; y a menudo es cansador. Se necesita mucho amor, amabilidad, compasión y paciencia. Y quienes tienen estas características demuestran el amor de Cristo, porque es únicamente por medio de él que se demuestran estas virtudes. Nuestros padres realizaron muchos sacrificios en favor de nosotros. Parece que nos falla la memoria cuando tratamos de recordar los actos desinteresados que realizaron cuando éramos pequeños y durante aquellos años difíciles de la adolescencia. Olvidamos las palabras duras que pudimos haberles dicho cuando nos disciplinaban. El perdón no era una opción; ellos continuaban amándonos y estaban resueltos a conducirnos por el sendero angosto.
¡Qué privilegiadas somos cuando Dios permite que cuidemos amorosamente de nuestros padres ancianos! El nos ordenó, en los Mandamientos, que los honremos y nos hagamos cargo de ellos. No hacerlo sería deshonrar a Dios.
Mi madre tiene 93 años de edad ¡y es un encanto! Nunca se pierde la oportunidad de compartir el amor de Dios con quienes conoce. Cuando no está trabajando en el jardín pasa la mayor parte de su tiempo leyendo las Escrituras y desarrollando su vida espiritual. Mi hermana y yo la atendemos con amor, y siempre nos da las gracias. Tal vez escuchar la misma historia se vuelva monótono, no obstante, sé que es un tiempo precioso.
Honra a tu padre y a tu madre, porque tu recompensa excederá grandemente cualquier otra cosa que puedas hacer.

Sylvia Giles Bennett
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

DEPENDER DE DIOS EN TODO MOMENTO

¿Y quién te nombró a ti gobernante y juez sobre nosotros? [...] ¿Acaso piensas matarme a mí, como mataste al egipcio? Esto le causó temor a Moisés, pues pensó: «¡Ya se supo lo que hice!». Éxodo 2:14

¿Qué crees que haya atemorizado a Moisés? ¿Quebranta la ley? ¿Saber que había sido descubierto? ¿Crees que se había arrepentido de su crimen del día anterior ¿Qué te dice este incidente de la idoneidad de Moisés para comenzar a cumplir la misión que Dios había mi previsto para él? Entre el versículo 10 y el 11 del segundo capítulo del libro de Éxodo se desarrolla todo un periodo de preparación de Moisés en la corte egipcia como nieto del faraón, y por ende, como potencial herido del trono.
Dejó la humilde escuela de su hogar, bajo la dirección de su madre como maestra, para ingresar a la universidad más importante de aquella época. Sin duda que gozó de privilegios muy especiales y llegó a figurar entre los mejores del ejército por sus habilidades, su inteligencia y su liderazgo. Seguro que reflexionó muchas veces acerca de la liberación de su pueblo. En la galería de los héroes de la fe quedó registrado que «renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios» (Hebreos 11: 24, 25).
Pero la educación recibida en la corte había tenido efecto en su propia suficiencia. Es muy probable que haya llegado a pensar que los conocimientos adquiridos, sus talentos y habilidades cultivadas, así como su actitud triunfadora lo habían preparado para actuar. Así que decidió conducirse bajo las directrices de su propia agenda. ¡Y se equivocó!
¿Acaso se equivocó de misión? ¡Por supuesto que no! ¿Acaso erró en la estrategia? ¡De ninguna manera! A fin de cuentas, millares de egipcios murieron la noche de la Pascua en la que él mismo guió a su pueblo para salir de Egipto, y un buen número más pereció en el Mar Rojo. Se equivocó de momento. La vida está hecha de lapsos, y es importante que en cada instante estemos bajo la dirección de Dios, para no tener miedo.

«Su voz se revela también en sus obras providenciales; y la reconoceremos si no separamos nuestras almas de él andando en nuestros propios caminos, procediendo de acuerdo con nuestra propia voluntad». MJ 154.


Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

LOS PELIGROS DEL ERROR

Ustedes estaban corriendo bien. ¿Quién los estorbó para que dejaran de obedecer a la verdad? Tal instigación no puede venir de Dios, que es quien los ha llamado (Calatas 5: 7-8).

La importancia del mensaje de la justificación por la fe consiste en el hecho de que es la esencia del evangelio. Cualquier distorsión del evangelio conlleva una maldición. Del mismo modo, debemos ser cuidadosos con respecto al mensaje de la justificación por la fe, porque cualquier cosa que altere su esencia introduce una modificación en el evangelio, lo cual implica una maldición. Por lo tanto, debemos ser cuidadosos en su formulación.
Así que, al describir la importancia de este mensaje, se encuentra primero con el hecho de que es la esencia del evangelio de Cristo; en eso radica su importancia fundamental. Pero también hay otros elementos que hacen resaltar su importancia.
Si no entendemos este mensaje, ponemos en peligro nuestro bienestar espiritual presente y futuro. Notemos estas palabras tan oportunas de Elena G. de White: «No hay uno en cien que entienda por sí mismo la verdad bíblica sobre este tema que es tan necesario para nuestro bienestar presente y eterno» (Mensajes selectos, t. 1, p. 422). Este mensaje es tan importante que está anclado al bienestar espiritual presente y eterno. Sugiere que si no lo entendemos correctamente, no tendremos salud espiritual en el presente. El éxito de la carrera cristiana tiene que ver con lo que llamamos salud espiritual. La vida cristiana está llena de riesgos y peligros por todas partes. La inferencia es que si no tenemos la salud espiritual necesaria, no podremos tener éxito en nuestra lucha contra el mal. Si no hay salud, estamos enfermos; y si estamos enfermos, estamos débiles; y si estamos débiles, no tendremos fuerzas para luchar; y si no luchamos, caeremos.
También la comprensión de este mensaje se asocia con la vida futura, es decir, la vida eterna. Esto implica que si no lo entendemos correctamente, estamos en peligro de perdernos. Eso le da una seriedad muy grande a este asunto.
Resulta también alarmante que en tiempos de Elena G. de White hubiera tan pocas personas que entendieran correctamente este mensaje. ¿Cómo estaremos hoy? Ojalá que a través de estas reflexiones lo entendamos mejor, y consecuentemente tengamos una mejor salud espiritual.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C

SIN TEMOR AL DECRETO REAL

Ya crecido el niño, se lo llevó a la hija del faraón, y ella lo adoptó como hijo suyo; además, le puso por nombre Moisés, pues dijo: «I Yo lo saqué del río!» Éxodo 2:10.

¿Cuándo crees que Jocabed lloró más: el día que puso a su bebé en la orilla del río o el día que lo dejó en el palacio del faraón? La primera vez, a la orilla del río, quiso esconderlo del monarca egipcio, y ahora se lo entregaba. Sí, al más poderoso de los gobernantes, y también, al parecer de Jocabed, a un ser humano cruel y sin escrúpulos. ¿Te puedes imaginar la caminata de Jocabed de regreso a su casa?
Yo creo que la madre de Moisés lloró más la primera vez, a la orilla del río. Me la imagino que secaba sus lágrimas, pero con una mirada confiada, y al llegar a su casa infundió ánimo a sus otros hijos con palabras más o menos como estas: «Hijos, no tenemos nada que temer al futuro a menos que olvidemos cómo Dios protegió a nuestro niño en el pasado».
Conoces muy bien la historia de Moisés, el más grande legislador en la historia humana. Estuvo bajo los cuidados de su madre hasta los doce años, periodo en el cual se establecieron los fundamentos de su lealtad al destino que Dios había provisto para su pueblo. En el Nuevo Testamento encontramos una declaración que arroja luz sobre los sentimientos y la turbulencia que se generó en la casa del pequeño Moisés cuando sobrevino la crisis: «Sus padres [...] no tuvieron miedo del edicto del rey» (Hebreos 11:23).
Sin duda, Moisés aprendió a vivir en su hogar en medio de un gran conflicto, con la convicción que Dios lo guiaba mientras crecía en el palacio del rey. Esa es la lección más importante para nuestra vida: Llegar a tener la seguridad de que actuamos en armonía con la voluntad de Dios.

«Los que al fin salgan victoriosos, tendrán épocas de terrible perplejidad y prueba en su vida religiosa; pero no deben desechar su confianza, pues es esta una parte de su disciplina en la escuela de Cristo y es esencial a fin de que toda la escoria pueda ser eliminada». MJ 61

Tomado de la Matutina ¡Libérate!