miércoles, 3 de febrero de 2010

LLAMADOS A TRIUNFAR

«Pero, Señor», objetó Gedeón, «¿cómo voy a salvar a Israel? Mí clan es el más débil de la tribu de Manases, y yo soy el más insignificante de mi familia». Jueces 6:15

Gedeón hizo la pregunta correcta: «¿Cómo voy a salvar a Israel?» Pero demuestra que no escuchó todo el mensaje de parte de Dios. El Señor le dijo: «Yo soy quien te envía» (Jueces 6: 14). ¡No escuchó la parte más importante de la instrucción! ¿Recuerdas la memorable batalla de Gedeón contra los madianitas? La descripción del ejército enemigo es verdaderamente aterradora: «Los madianitas, los amalecitas y todos los otros pueblos del oriente que se habían establecido en el valle eran numerosos como langostas. Sus camellos eran incontables, como la arena a la orilla del mar» (Jueces 7: 12). Dios le había dicho a Gedeón que no importaba el número de los adversarios: «Tú derrotarás a los madianitas como si fueran un solo hombre, porque yo estaré contigo» (Jueces 6: 16), fue la promesa divina. Tampoco importaba con cuántos hombres contaba Gedeón para la batalla. El ejército que se congregó al llamado a la guerra fue de solo 32,000 hombres. Pero 22,000 no estaban listos para el desafío. Habían acudido por obligación, presiones patrióticas o simple emoción de enrolarse para la guerra. Pero pronto se llenaron de miedo y en la primera oportunidad regresaron a su casa. Únicamente quedaron 10,000 soldados. Pero 9,700 no estaban plenamente concentrados en la tarea. Para la realización de la estrategia se requerían personas cuyo único objetivo fuera esta batalla. Así que Gedeón separó a 300 jóvenes valientes, disciplinados, leales a Dios y alejados de la idolatría (Patriarcas y profetas, p. 593).
Dios anhela encontrar jóvenes que estén dispuestos a dejarse conducir para cumplir sus propósitos. Si tú lo decides no vas a tener temor, porque sabes muy bien quién te ha enviado.
«Dios quiere que los jóvenes lleguen a ser hombres de mente seria,
a estar preparados para la acción en su noble obra y a ser aptos
para llevar responsabilidades». MJ 18

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

JUSTICIA POR LA FE

Porque por grada ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte (Efesios 2: 8, 9).

Ayer meditaba en lo que significa el primer término de la expresión «justificación por la fe». Hoy reflexionará en el segundo: la fe. ¿Qué significa fe, o tener fe? Generalmente se define como confianza. De hecho, la palabra confianza, etimológicamente, significa «con fe». Tener fe es tener confianza.
Esta relación correcta con Dios solo es posible a través de esa fe o confianza. A la persona que tiene fe, el Señor la declara justa, y por lo tanto es una persona que está en buenos términos con Dios. O dicho de otra manera, para que una persona esté en la relación correcta con el Creador, es necesario que tenga fe, y en virtud de ella él la declara justa.
Son muchos los pasajes bíblicos que nos hablan de esto. Unos pocos serán suficientes: «De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, tal como está escrito: "El justo vivirá por la fe"» (Rom. 1: 17). «Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe» (Rom. 3: 26). «Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe» (Rom. 3: 28). «Pues no hay más que un solo Dios. Él justificará por la fe a los que están circuncidados y, mediante esa misma fe, a los que no lo están» (Rom. 3: 30).
Más adelante vamos a definir en forma más precisa lo que significa tener fe. Hoy nos vamos a concentrar un poco en la razón de la fe, es decir, en por qué Dios establece que la justificación debe obtenerse por fe. En el Nuevo Testamento, el concepto de fe, como requisito para ser justificados, frecuentemente se menciona en contraste con la justificación basada en la ley. Esta expresión, «justificación basada en la ley», se refiere a una justificación basada en el mérito. La fe se contrasta con el mérito propio. Esto quiere decir que Dios no nos puede justificar por mérito propio. Dios decidió que, en la justificación, el mérito procediera de otra parte.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C

martes, 2 de febrero de 2010

MI PEORES TEMORES... SE FUERON

Dios no es hombre para, que mienta... Habló, ¿y no lo ejecutará? (Números 23:19).

Mi esposo, nuestro hijo y yo yacíamos en la cama, disfrutando de la compañía mutua. Waynie en especial, disfrutaba jugando con su padre y conmigo. De pronto Waynie cayó pesadamente sobre mi panza de embarazada. Su cabeza golpeó directamente en el lugar donde se encontraba el feto de 6 meses. Considerando el fuerte impacto, estaba segura de que perdería al bebé. Me quedé quieta por un momento, sin saber qué hacer, y pidiendo a Dios que el bebé estuviera bien.
Después de algunos minutos, me levanté y abrí el libro de Meditaciones Matinales de damas del año 1998, para realizar mi devoción personal. El libro se abrió ante la lectura titulada: "Vivir la regla del 20/80". El texto para ese día se encontraba en 2 Reyes 4:26, y decía: "¿Te va bien a ti?... Y ella dijo: Bien". Cuando leí esas palabras, me sentí emocionada ante el hecho de que Dios es real, y que se preocupaba por el bebé y por mí. Medité en las palabras, totalmente sorprendida.
Pocos meses después, di a luz a una beba sana. Gracias a Dios todo me fue bien. Dios siempre cumple sus promesas.
Sin embargo, cuando el tiempo pasó, me sentí impulsada a leer más detenidamente el capítulo 4 de 2 Reyes. Para mi sorpresa, esta es la historia de una mucha que ha perdido a su hijo. Pero en vez de lamentarse, busca la ayuda de Eliseo inmediatamente. Este hombre de Dios, bajo la influencia de su poder, levanta al hijo de la muerte. ¡ Qué maravilloso! Nada es imposible para Dios.
¿Necesitas que Dios obre un milagro en tu vida? Tal vez ese milagro consiste en que restaure una relación sin vida, o resucitar tu vida espiritual. Recuerda, él siempre está allí; siempre está cerca. Sus pensamientos hacia nosotros son pensamientos de paz, y no de mal: quiere hacernos prosperar y darnos un buen futuro (Jer. 29:11). No debemos temer, sino invocarlo, y él i.us librará (Sal. 50:15).
Así como me habló a mí y me dio la seguridad que necesitaba en el momento oportuno, así como le dio a Eliseo las palabras apropiadas en el momento justo, así también te demostrará su amor y cuidado en el momento que lo necesites. Recuerda que Dios todavía está en su Trono, y todavía está al control del universo.

Thamer Cassandra Smikle
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

LA OPINIÓN DECISIVA

Si el Señor se agrada de nosotros, nos hará entrar en ella. ¡Nos va a dar una tierra donde abundan la leche y la miel! Números 14:8.

Si el señor no se agrada de nosotros? ¿Te das cuenta de la enorme trascendencia de cada decisión? Las palabras del texto de hoy fueron pronunciadas por Josué y Caleb, dos de los doce espías enviados por Moisés para reconocer la tierra de Canaán. Cuando regresaron de su misión, los doce espías habían compartido un informe, la tierra por conquistar realmente era muy rica. También advirtieron de las dificultades con respecto a la fortaleza de sus habitantes. Entonces, Caleb propuso que se emprendieran las tareas de conquista (Números 13: 30), pero sus compañeros se espaciaron en las dificultades y las vieron cada vez más grandes, al punto de considerarse como «langostas» en comparación con los cananeos (Números 13: 33). ¡El impacto de las apreciaciones tan negativas fue tan grande que entre el pueblo comenzó a circular la idea de regresar a Egipto! Esto nos proporciona una idea del impacto que pueden hacer nuestras evaluaciones negativas, las cuales se exageran a medida que son comentadas entre nuestros amigos. Luego aparecen las palabras del texto de hoy. Josué y Caleb tenían una perspectiva apropiada de la misión que Dios nos encomienda. Él no cavila si las tareas son fáciles o difíciles; más bien, tiene otra forma de medir lo que tú puedes considerar oportunidades: Hay que hacerlo, o no hay que hacerlo, eso es lo único que importa. Frecuentemente decides hacer algo porque lo ves fácil o porque tienes facultades para hacerlo. También decides no hacer algo porque piensas que no posees capacidad de llevarlo a cabo. Sitúate en el escenario de Josué y Caleb. Si hay que hacerlo, ¡hay que hacerlo aunque sea difícil! Por otro lado, si no debe ser hecho, ¡no lo hagas aunque sea fácil o tengas recursos para hacerlo! Lo importante en tus proyectos es la opinión de Dios. Lo que él aprueba es lo primordial.

«El cielo está esperando otorgar sus más ricas bendiciones a los que quieran consagrarse para hacer la obra de Dios en estos últimos días de la historia del mundo». MJ 23


Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

JUSTIFICADOS

Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo (Génesis 15: 6).

La esencia del evangelio es el mensaje de la justicia de Cristo o la justificación por la fe. La expresión tiene dos componentes esenciales. Esta mañana vamos a meditar un poco en lo que significa la palabra «justificación».
Un estudio cuidadoso en el Antiguo Testamento de los términos que se traducen como «justicia» y «justo», y los términos griegos equivalentes usados en el Nuevo Testamento, nos lleva al entendimiento de que la justificación es una idea que se refiere a una relación. «Justo» es aquel que está en la relación correcta, ya sea con un pacto, una comunidad o una persona. Es vivir a la altura de una norma dada o una expectativa deseada. Así que, en la Biblia, justificación es el acto por medio del cual Dios declara que una persona está en la relación correcta con él. Ser justificados es ser declarados en armonía con Dios. Cuando una persona es justificada, no es hecha justa, sino declarada justa esto es, puesta en la relación que Dios quiere que tenga con él. La persona justificada tiene, por lo tanto, una nueva posición delante de Dios: se la considera justa. Así, en el Antiguo Testamento, personajes tan diferentes como Abraham, Noé, Lot y David, fueron considerados justos, pero no lo fueron desde el criterio estrictamente moral y ético, sino desde el punto de vista de su relación con Dios.
Este es el concepto tradicional de la Reforma protestante. En la teología popular, justificación significa «hacer justo». Se intuye que para que una persona sea justa, primero tiene que ser hecha justa. Este hacer justo, por supuesto, viene del esfuerzo humano. El hombre tiene que ser justo para ir a Dios. Como veremos en reflexiones posteriores, Dios no nos pide que seamos justos para ir a él. Quiere que vayamos como somos, la justicia que necesitamos, él nos la dará. Se nos dice: «Es privilegio nuestro creer que su sangre puede limpiarnos de toda mancha de pecado [...]. Él quiere que acudamos a él tal como somos, pecadores y contaminados. Su sangre es eficaz» (Exaltad ajesús, p. 335).

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C

lunes, 1 de febrero de 2010

LOS DÍAS DE LA REGLA DE ORO

Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas (S. Mateo 7:12).

Días de escuela, días de escuela, días de la antigua Regla de Oro". Así dice la traducción de una corta melodía que Will Cobb y Gus Edwards compusieron en el año 1907. Hay una magia mística en el cambio de estaciones y en los nuevos comienzos. La caja de lápices de 64 colores, con puntas nuevas y filosas, tiene que ser la compra más añorada de los niños que vuelven a la escuela en todas partes del mundo. Sin embargo, hay muchas variaciones ante esta simple elección: lavables, con brillo, perfumados, colores pasteles, tamaño gigante para dedos pequeños, y más.
Rara vez se ve algo simple en estos días. Pero, la verdad simple en 1907 era -y lo sigue siendo hasta el día de hoy- la Regla de Oro. Por ejemplo, "Dios es amor" y cómo alcanzarlo, comprenderlo y vivirlo se ha dicho en un millón de palabras, canciones y voces. Pero, son los niños quienes se parecen más a Dios: frescos, inocentes, que muestran amor simple, puro e incondicional. Por otro lado, ellos pueden desaprender del amor de Dios al observarte a ti y a mí en nuestro orgullo y mundo apresurados.
En la quietud de la mañana, cuando suena la alarma del reloj, disfruta de la magia de una nueva estación. Vuélvete como una niña. Que tu oración sea, simplemente: Querido Señor, ayúdame hoy a vera través de los ojos de una niña. Juega a los barquitos con el cereal en la leche. Disfruta saltando con tu nuevo par de zapatillas. Háblale al gato como si no tuvieras nada más que hacer en el día. Da gracias a Dios por las pequeñas bendiciones, tales como tener todos los dientes sanos (o algún reemplazo apropiado). Pierde tiempo en el baño haciendo dibujos y burbujas con la pasta dental. ¡Ríete mucho! Canta una canción de camino al trabajo. Sírvete el almuerzo que comería una niña: un sandwich de manteca y mermelada, una manzana y confites de chocolate (deja que se derritan en tus manos). Lávate las manos y salpícate agua sobre ti misma, sobre el espejo y sobre tu corazón.
Preparadas... listas... ¡ ya! ¡Volvamos a la escuela! La lección para hoy es la Regla de Oro. Así de simple, y nosotras la hacemos tan desafiante y complicada.

Judy GoodSilver
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

UN CÁNTICO LIBERADOR

El Señor es mí fuerza y mi cántico; él es mi salvación. Él es mi Dios, y lo alabaré; es el Dios de mi padre, y lo enalteceré. Éxodo 15:2.

Moises había llegado solo. Con ideales de libertad y emancipación, pero... ¡solo! «¡Mejor que no hubiera venido!», muchos exclamaron, cuando, por la agitación provocada por Moisés, les impusieron «tareas más pesadas» (Éxodo 5:9). Ahora, en la otra orilla del Mar Rojo, todos estaban seguros de que Moisés no habla venido solo. Dios había cumplido su promesa. Todo había ocurrido muy rápido. Las escenas comenzaron a correr vertiginosamente por las mentes de todos mientras miraban la más reciente intervención de Dios: El ejército del faraón se había ahogado en las aguas del Mar Rojo.
Las plagas para Egipto y la protección divina para sus hijos. La salida apresurada cargados de todo cuanto pidieron a los egipcios. La columna que providencialmente había aparecido para darles iluminación en la noche, en forma de fuego, y sombra en el día, en forma de nube. De pronto se vieron en un espantoso callejón sin salida frente al mar y perseguidos por el ejército más poderoso de la época. La situación les hizo dudar de la sabiduría de Moisés y de Dios mismo al haber tratado de liberarlos. Acorralados, sin escapatoria aparente, hablan dicho: «¡Mejor nos hubiera sido servir a los egipcios que morir en el desierto!» (Éxodo 14: 12).
Vieron el portentoso milagro de las aguas del Mar Rojo que se abrieron para que el pueblo de Dios lo atravesara. Sí, ¡todo lo había hecho Dios! Moisés no había venido solo. El gran «Yo Soy» lo había enviado, no había ninguna duda. Por eso el cántico del capítulo 15 de Éxodo habla no solamente de la gran hazaña realizada, sino de la confianza en el futuro. En el canto se expresa la seguridad de la conquista. «Las naciones temblarán al escucharlo [...]. Los cananeos perderán el ánimo» (vers. 14, 15).
Y no solamente para la conquista de Canaán, sino que, en una frase profética, el canto asegura: «¡El Señor reina por siempre y para siempre!» (vers. 18). Es el canto de una experiencia de liberación, similar al que entonarán los redimidos en el mar de vidrio, el cual no te puedes perder.

«No hemos de confiar en nuestra fe, sino en las promesas de Dios». MJ 109


Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

TENER FE EN JESÚS

¡En esto consiste la perseverancia de los santos, los cuales obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles a Jesús! (Apocalipsis 14: 12).

Como adventistas que esperamos la segunda venida de Cristo, estamos convencidos de que tenemos un papel importante que jugar en el desarrollo de los eventos finales. Uno de esos papeles consiste en proclamar el mensaje del tercer ángel. Decimos comúnmente que este mensaje es una proclamación de la ley de Dios, y particularmente de la vigencia del cuarto mandamiento. Este mensaje se dará en el marco de un conflicto abierto contra Babilonia. Todo esto es verdad.
Lo que se nos ha pasado por alto, por alguna razón, es que la proclamación del mensaje del tercer ángel, que incluye la observancia de los mandamientos de Dios, también incluye la fe en Jesús. Este desliz me parece que ha sido motivado por la traducción literal de la versión Reina-Valera, que dice: «y la fe de Jesús» (Apoc. 14: 12). En realidad, esta expresión debiera entenderse como «los que tienen fe en Jesús». La Nueva Versión Internacional dice: «y se mantienen fieles a Jesús». Es decir, no es que debemos tener la fe que Jesús tenía, sino tener fe en Jesús. Si no la tenemos en medio de esta crisis final, no participaremos del mensaje del tercer ángel. Observen: «El tiempo de prueba está precisamente delante de nosotros, pues el fuerte pregón del tercer ángel ya ha comenzado en la revelación de la justicia de Cristo, el Redentor que perdona los pecados» (Mensajes selectos, t. 1, p. 425).
La justicia de Dios se revela en el mensaje del tercer ángel. Este tiene un antecedente en el mensaje de la justificación por la fe. Es interesante que Elena G. de White pensara que el reavivamiento que surgió en nuestra iglesia en conexión con la predicación del mensaje de la justificación por la fe después de 1888, era un preludio del pregón del mensaje del tercer ángel. Esto implica que no se puede participar de este mensaje a menos que se experimente la justicia de Cristo, que es la esencia del evangelio. Llama la atención el hecho de que el mensaje del primer ángel, que obviamente antecede al tercero, es una proclamación del «evangelio eterno» (Apoc. 14: 6). Se deduce que los que participen en el mensaje del tercer ángel serán predicadores del evangelio.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C