martes, 22 de septiembre de 2009

ALIGERA LA CARGA

Yo les perdonaré su maldad y no me acordaré más de sus pecados. Jeremías 31: 34

Se cuenta la historia de un viajero fatigado que andaba por un camino. Llevaba un pesado fardo atado a la espalda, cosa que hacía que le costara aún más avanzar. Por suerte para el viajero, se cruzó con un granjero con un tiro de caballos arrastrando una carreta. —Dime, amigo —inquirió el granjero—, ¿te apetecería montar en la carreta? Aliviado, el viajero se encaramó a la carreta. Cuando se acercaron a la aldea, el granjero se dio cuenta de que el viajero todavía tenía el fardo atado a la espalda. —¿Por qué no te quitas esa pesada carga de la espalda? —sugirió. El viajero sacudió la cabeza. —No podría. —¿Porqué? —Sería pedirte demasiado. Ya me ofreciste llevarme en la carreta. No es de esperar que también lleves el fardo. El viajero tonto nos hace reír. Pero, ¿acaso no hemos hecho nosotros algo tan ridículo? ¿Alguna vez pensaste que habías hecho algo tan malo que Jesús no te podría perdonar? Ah, seguro que has pedido perdón por los "pecadillos". ¿Pero qué hay de los pecados que sigues cometiendo? ¿No sería demasiado pedir perdón cuando te metes en líos una y otra vez? Tengo buenas noticias. Jamás cometerás un pecado que Jesús no pueda perdonar. Por muy graves que sean tus pecados, él es aún más poderoso. No esperes un minuto más. Deja tu carga y permítele que la lleve por ti.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

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