martes, 24 de noviembre de 2009

EL ESCUDO INVISIBLE

Cuando me llame, le contestaré; ¡yo mismo estaré con él! Lo libraré de la angustia y lo colmaré de honores. Salmo 91:15.

Cuando llegó al hospital, Norma empezó a sentirse mal. Después de que el médico de urgencias hubo comprobado su estado, Norma fue llevada al quirófano.
Cuando se despertó, el cirujano se acerco a su cama.
-¿Quién es usted? –preguntó el médico.
Norma no sabía de qué estaba hablando.
-Rellené todos los formularios en el mostrador de la recepción –dijo.
El médico sacudió la cabeza.
-No, no quiero decir su nombre. Eso ya lo sé. Pero, ¿quién es usted?
Se detuvo, con el deseo de que lo que iba a contarle tuviese sentido para ella.
-Acabo de sacar nueve balas de su cuerpo. Había recibido un impacto en el cuello otro en el pecho, otro en el brazo y otros más en los hombros. Cualquiera de las balas podría haber lesionado un órgano vital y le habría causado la muerte.
Luego tomó una de las balas.
-Pero mire esto. La punta de esta bala esta chafada. Es como si hubiese chocado contra una plancha de acero. Esas balas atravesaron su piel, pero algo las detuvo antes de que pudieran penetrar más.
Luego volvió a preguntar:
-Señora, ¿Quién es usted? ¿De qué está hecha?
Norma sonrió:
-Soy cristiana.
Al fin Norma comprendió por que estuvo toda la noche despierta orando y cantando. Gracias a la obediencia, Norma se había puesto en manos del Dios que conoce el futuro; el Dios que jamás abandona ni traiciona a su pueblo; el Dios que detiene las balas.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

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