jueves, 5 de noviembre de 2009

EMBAJADORES DE CRISTO

Así que somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 2 Corintios 5:20.

¿Puedes imaginarte lo que sucedería en la sociedad si cada cristiano viviera de verdad como un embajador del Señor Jesucristo? Un embajador sostiene una posición de gran honor y responsabilidad. Las personas seleccionadas para desempeñar ese cargo reciben una preparación muy especial y deben tener un entendimiento claro de lo que significa su deber. Tienen que conocer la mente del presidente o del primer ministro de su país y representar solamente sus intereses. La persona que esta más preocupada por sus propios intereses y por dar sus opiniones nunca cumplirá los requisitos mínimos para acceder a esa responsabilidad.
Muy a menudo, los embajadores son llamados por sus gobernantes después de dos o tres años de servicio, incluso aunque no haya un cambio de gobierno motivado por unas elecciones generales. El gobierno suele cambiar sus embajadores con cierta periodicidad, pues cabe la posibilidad de que, al permanecer largo tiempo en otro país, acaben estando más comprometidos con los intereses de ese país que con los del suyo propio.
Por el mismo motivo, también nosotros, como embajadores del cielo, debemos guardar nuestro corazón, para que no esté más en armonía con los intereses de este mundo que con los de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. El apóstol Pablo escribió: «Porque Demas me ah desamparado amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica» (2 Tim. 4:10). Esto puede suceder fácilmente. Demas fue seducido por las cosas de este mundo. Los placeres mundanos apelaron a sus deseos carnales hasta desviarlo de su deber como hijo de Dios.
A diferencia de lo que hacen los gobernantes humanos, Dios no cambia sus embajadores cada poco tiempo. Hemos sido comisionados para representar los intereses de Jesús a perpetuidad. Nuestra mente y nuestro corazón deben centrarse solo en los intereses de nuestro Rey, el Señor Jesucristo. No estamos en este mundo para expresar nuestras propias opiniones, ni para representar los intereses del dios de este siglo. Estamos aquí para representar el gobierno del Dios verdadero, las leyes del cielo y para dar a conocer el mensaje de salvación. Si tememos a los hombres y buscamos su alabanza, nunca podremos representar a nuestro Rey y a su reino.
Vive hoy como un embajador de Jesús. Que por tus palabras y tu conducta el mundo sepa que representas al Rey eterno.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

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