martes, 5 de enero de 2010

CAMINAR CON DIOS

Y como anduvo fielmente con Dios, un día desapareció porque Dios se lo llevó. Génesis 5:24.

Muchas veces reflexionamos con respecto a la muerte de alguien y hacemos algunas de las siguientes declaraciones.
  • Se lo llevó su vida desenfrenada
  • Se lo llevaron sus malos hábitos
  • Se lo llevó su mala suerte.
  • Se lo llevó su adicción al trabajo.
En realidad, alguien o algo nos va a llevar. ¿No te gustaría entonces el agraciado epitafio: «Se lo llevó Dios»? Trescientos sesenta y cinco años era un poco menos que la tercera parte de la expectativa de vida en los tiempos de Enoc. Entre los 25 y 26 años de ahora. Enoc era un joven. ¡Sí! ¡Un joven que caminaba con Dios! El autor de la Carta a los Hebreos dice que Enoc agradaba a Dios (Hebreos 11: 5). Judas apóstol describe una interesante escena de Enoc. Una clara perspectiva del gran conflicto entre el bien y el mal. En su visión Enoc vio triunfar el bien: «Miren, el Señor viene con millares y millares de sus ángeles para someter a juicio a todos y para reprender a todos los pecadores impíos por todas las malas obras que han cometido, y por todas las injurias que han proferido contra él» (Judas 14, 15). «La visión es el arma más poderosa en la vida de un líder», dice Bill Haybels. La visión nos inspira, y cuando se comparte, también inspira a otros. Evidentemente Enoc tenía una visión que lo inspiraba a caminar diariamente con Dios. Sin duda, ponía enjuego las disciplinas espirituales de la oración y la meditación en los hechos y las obras divinas. Se trata de ejercicios vitales en la vertiginosa y ocupada vida del siglo XXI, donde la vida corre el riesgo de quedar atrapada en las tareas y el trabajo, los espectáculos y la diversión, los placeres inmediatos y más.

«Los jóvenes de aptitudes comunes, que se entreguen completamente a Dios, que no estén corrompidos por el vicio y la impureza, tendrán éxito y serán habilitados para hacer una gran obra para Dios». MJ 19

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

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