domingo, 24 de enero de 2010

¿OLVIDADOS POR DIOS?

El jefe de los coperas no se acordó de José, sino que se olvidó de él
Por completo. Génesis 40:23.

¿puedes imaginar lo que significó para José saberse olvidado de quien representaba su única esperanza? ¿Has pensado en la seguridad de saber que quien está más próximo al poder te deba un gran favor? ¿Puedes imaginar lo que esperó José al día siguiente de la salida del copero de la cárcel? Sin duda se levantó temprano, se arregló y se mantuvo de pie en su prisión, esperaba el momento en el que el copero apareciera acompañado de un guardia real con el edicto de su liberación. Tal vez a la tarde... mañana... mañana...
¿Has enfrentado situaciones en las cuales llegaste al punto de perder la esperanza de la recompensa? ¿De llegar a dudar de la gratitud de quienes han sido beneficiados por tu generosidad? José había sido percibido falsamente por sus hermanos. Había sido vendido como esclavo a causa de su fidelidad. Y había llegado a la cárcel por vivir en armonía con los principios de Dios.
Cuando logró descubrir un resquicio de luz a través de la tormenta, abrigó esperanzas de salir de la prisión. ¿Crees que llegó a pensar que el copero iba a intervenir ante el gobernante más poderoso del mundo para otorgarle la libertad? ¿Con qué crees que se hubiera sentido bien pagado por su amistad con el copero? Si solamente pudiera recibir un salvoconducto de parte del rey y regresar a la casa de su padre. Pero ya había perdido la esperanza. Podría decirse que formaba parte del grupo de los «olvidados». ¿Y Dios? ¿Dónde estaba Dios? ¡Oh sí! ¡Dios! ¿Dónde estaba? Él preparaba el escenario para la siguiente aparición de José. Jesús no se ha olvidado de ti. Cuando se fue dijo que iba a prepararte un lugar para que vivieras junto a él. No te desesperes, puedes vivir si temor.

«Deberían tener el ferviente deseo de ser dóciles en sus manos y de seguir dondequiera que los conduzca. Confíen entonces en él para que realice sus propósitos». MJ 154


Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

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