domingo, 2 de enero de 2011

El SEÑOR ES MI AYUDADOR

Porque Jehová será tu confianza: él evitará que tu pie quede atrapado. (Proverbios 3:26).

En el agitado mundo en que vivimos, la sensación de confianza parece encontrarse cada vez más alejada de nuestras vidas. «El temor y la expectación por las cosas que sobrevendrán» (Luc. 21: 26) parece ocupar toda nuestra atención y es que el ser humano, inseguro con respecto al futuro e inestable en el presente, desea encontrar una fuente confiable en la que abastecer su necesidad de seguridad.
Uno de los primeros versículos que aprendí de niña rezaba así: «¿Hay para Dios alguna cosa difícil?» (Gen. 18: 14). Esas palabras, expresadas en un lenguaje sencillo, encerraban absoluta confianza en un Dios que está al control de todo, aunque a veces el enemigo nos haga sentir que, como nuestros pecados lo han alejado demasiado, ya no nos puede escuchar.
Ciertamente, no hay nada imposible para Dios. Aquel que abrió el Mar Rojo a pesar del incrédulo corazón humano, que calmó la tempestad como quien silba una melodía, que abría los ojos del que no podía ver y desataba la lengua del que jamás había pronunciado palabra, promete extender hoy su mano protectora, salvadora y sustentadora a quien, como Jacob, se aferra con confianza a sus promesas.
Él promete que nuestra vida no quedará presa del pecado para siempre. Nuestros pies pueden reencontrar el camino y avanzar confiadamente sobre las huellas del Hijo amado, quien trazó un sendero seguro hacia nuestra liberación. No tienes por qué temer, porque Dios estará contigo cada día, cada momento de ansiedad, de inseguridad, de tristeza, de dolor. Y si, a pesar de todo lo que él ha hecho en tu favor, sientes tambalear tu frágil embarcación, clama, y su mano poderosa acudirá a levantarte, a darte auxilio y liberación.
Al enfrentar los retos de esta nueva oportunidad de vida que se abre ante ti, exclama con confianza: «El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre» (Heb. 13: 6).

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

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