jueves, 27 de enero de 2011

UN PEQUEÑO GIGANTE

El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fie. (Mateo 6:26)

Muy a menudo soñamos con hacer grandes cosas. Pensamos: ¡Oh, si tuviera mucho dinero, mitigaría el hambre de tantas personas y haría tantas obras de caridad! ¡Oh, si tuviera grandes conocimientos científicos, trabajaría incansablemente hasta hallar el antídoto contra el cáncer o la cura del sida! ¡Oh, si tuviera...! La lista podría ser interminable. Pero, ¿te has parado a pensar qué estás haciendo con lo que tienes a mano?
Son las cosas pequeñas las que dan más sentido a la vida. Tu cuerpo, sin ir más lejos, está formado por partículas microscópicas sin las cuales no podrías existir ni realizar las actividades más simples. A Dios le agradó crear cosas pequeñas a las que les ha dado una importancia extraordinaria. Por supuesto, podía haberlas creado con otro tamaño, pero sabía que debíamos aprender grandes lecciones de lo pequeño y aparentemente in¬significante.
El ingeniero francés Gustave Eiffel proyectó la construcción de una torre para la Exposición Universal de París de 1889. Para llevar a cabo un proyecto de semejante envergadura se emplearon unas 6,300 toneladas de hierro. ¡Imagínate la cantidad de tornillos y tuercas que fueron necesarios para terminar ese monumento! ¿Te haces idea de la cantidad de pequeños elementos que lleva, que parecen insignificantes y sin los cuales la torre Eiffel nunca hubiera sido una realidad?
Dios, el más formidable ingeniero, quiere hacer de tu vida una torre majestuosa, llena de belleza, donde tanto tú como los que te rodean puedan encontrar sosiego, paz y mucho amor. La Torre Eiffel cuenta con escaleras y ascensores, miradores, un restaurante, una estación meteorológica, una estación de radio, una antena de televisión y habitaciones en las cuales vivió el mismo Eiffel. ¿Te has preguntado cuántas pequeñas cosas quiere poner Dios en tu vida, si permites que tu arquitectura lo resista?
No permitas que lo único que te motive en la vida sea hacer grandes cosas, sino que, ante las pequeñas cosas que la vida te pida, decide ser fiel y realizarlas con la mayor diligencia. Entonces tu carácter se elevará más allá de las nubes, porque Cristo mismo será tu ingeniero. La mano divina te hará alcanzar grandes alturas.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

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