viernes, 25 de febrero de 2011

CUANDO ELLOS NO ESTÁN, JESÚS SIEMPRE ESTÁ

He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:20.

La sociabilidad es una de las cualidades que poseemos los seres humanos y que fue dada por Dios. Nuestro Creador nos diseñó como seres que poseen la capacidad de relacionarse con otros seres similares en el plano espiritual, emocional, mental y físico.

Por diversas razones, no todos tienen la virtud de relacionarse bien con otras personas, y este era el caso de uno de mis alumnos en el colegio. Inteligente, despierto e inquieto, no paraba de molestar y perseguir a compañeros y compañeras del aula. En varias situaciones me vi obligado a llamarle la atención para que se tranquilizara y dejara en paz al resto de los alumnos, quienes a veces se sentían incómodos por sus chistes y bromas.

A medida que avanzó el año, su rendimiento escolar fue decayendo, así que en una entrevista en mi oficina conversamos largo y tendido por ese motivo. Mi sorpresa fue que al conocerlo y tratarlo personalmente, advertí que el problema real era que se sentía solo y no tenía amigos. Sus padres trabajaban todo el día, así que no tenía con quién conversar en su hogar; sus chistes y bromas solo eran para llamar la atención y sentirse querido por alguien, pero en el aula sentía que nadie era su amigo o amiga. Oramos para que sus calificaciones mejoraran, pero también oramos para que el Señor le quitara ese vacío interior que llamamos soledad.

No todos hemos experimentado el sentimiento de soledad, pero es bastante común. Muchas personas desearían tener amigos para poder compartir su vida, para sentirse queridos, comprendidos y acompañados. Desafortunadamente, les toca enfrentar solos todos sus desafíos.

A todos ellos, el Amigo de los amigos les dice: "He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Cada día y todos los días podemos disponer de la compañía y amistad de Jesús. Cada día tenemos la posibilidad de buscarlo para que nos escuche y atienda nuestros pedidos. Cada día podemos sentir su amor y su cariño como si fuéramos los únicos seres del mundo. La gran promesa de Jesús de estar contigo "hasta el fin del mundo" permanece inalterable hasta el presente, para que la recuerdes en todo momento, especialmente cuando sientas que no tienes amigos. Quizá te digas: "No siento que Jesús esté conmigo", pero déjame decirte que no necesitas sentirlo, debes creerlo, porque ese Jesús que lo prometió se hará presente en tu vida a través de la fe.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

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