miércoles, 9 de marzo de 2011

TESOROS

Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Lucas 12:34.

Los cipreses que adornan la entrada de la clínica de reposo no hacen menos triste el lugar; a fin de cuentas, cambiar el nombre a un hospital psiquiátrico no disminuye el drama de las personas que allí se encuentran.
¿Con quién se encuentran? Con ellas mismas, tal vez. Con fantasmas imaginarios; con recuerdos que las atormentan sin cesar; con la culpa que las golpea, inclemente. No lo sé...
Allí, perdido en los laberintos de sus temores y miedos, pasa los días y las noches, las semanas y los meses, el hombre que financió uno de los crímenes colectivos más horrendos de la historia de ese país.
En su corazón solo había soberbia, odio, y espíritu de venganza. Gastó dinero; mucho dinero. Dinero que podría haber sido utilizado para salvar vidas. Lo gastó para dar rienda suelta a su instinto sanguinario y a su rencor contenido.
Si su tesoro estaba direccionado a la muerte, es claro que su corazón carecía de vida: donde está tu tesoro, allí está tu corazón. Es una ley de la vida; de la locura; de la autodestrucción. Y también de la muerte.
¿Quieres tener un corazón lleno de vida? ¿Quieres despertar, cada mañana, con ganas de vivir, de luchar y de vencer? Coloca tus intereses en objetivos nobles. Piensa en la vida. En los valores de la vida. Anda por los caminos que te conducen a la vida.
El cerebro humano posee la extraña capacidad de percibir cuándo las acciones contribuyen para edificar, e inmediatamente envía al organismo la sensación de placer, de satisfacción, de saber que está en el camino correcto.
Desear la felicidad, transitando los caminos de la muerte, es absurdo, incoherente e insensato. Cultivar intereses egoístas, limitados a lo material, y al mismo tiempo, intentar disfrutar de la libertad que las cosas espirituales proporcionan, es como subir a un edificio de veinte pisos y lanzarse al aire sin tener alas.
Las alas son las prioridades del Espíritu. ¿Cuáles son tus prioridades hoy? ¿Dónde está tu tesoro? Haz un alto, piensa, y evalúa tus acciones y tus deseos. No enfrentes los desafíos que la vida te presenta hoy sin saber, con claridad, cuáles son tus prioridades. Porque "donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

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