miércoles, 8 de junio de 2011

LA FUENTE DE LA INTELIGENCIA

Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Santiago 1:5.

Entre los estudiantes que tuve mientras trabajé en la docencia, vi a muchos que no progresaban por falta de capacidad. Algunos se esforzaban, daban todo de sí para lograr lo mínimo exigido, pero aun así siempre faltaba algo. Incluso entre los profesores se comentaba cuáles alumnos necesitaban un poco de ayuda, para que al corregir los exámenes fuéramos más benévolos.
Espero que este no sea tu caso, pero creo que aun así todos en algún momento de la carrera estudiantil sentimos que necesitábamos más sabiduría. En mi experiencia, recuerdo que en algunas materias tuve que orar muchísimo, porque las exigencias académicas eran terribles.
Es posible que Daniel y sus tres amigos hayan pasado por una situación similar. Estaban cautivos en un país extranjero, no contaban con el apoyo familiar, no conocían la lengua del lugar, y fueron puestos a competir académicamente con los sabios de la corte imperial. Podrían haberse dado por vencidos, pues ¿cómo lograrían aprender la lengua caldea y a la vez estudiar las ciencias?
Pero más allá de la adversidad, se entregaron de corazón a Dios y decidieron mantenerse fieles a sus principios aun en lo que respecta a la alimentación. Constantes y dedicados, se aplicaron al estudio de cada día, y el Dios de sus padres premió sus esfuerzos. "En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino" (Dan. 1:20).
Bajo la inspiración del Espíritu Santo, el apóstol Santiago registró la promesa: "Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada", porque la experiencia de Daniel y sus amigos tiene que volver a repetirse. Cada joven adventista tendría que brillar por su inteligencia y capacidad en el colegio donde le toca estar, porque a Dios le agrada que sus hijos sobresalgan y representen bien su santo nombre. Cuando se te presente una exigencia académica que parezca imposible de superar, recuerda la promesa de hoy; pide sabiduría divina, "y te será dada".

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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