viernes, 24 de junio de 2011

VOLUNTAD HUMANA + PODER DIVINO = ÉXITO

Dijo Jesús: Quitad la piedra. Juan 11:39.
Uno de los milagros inolvidables que realizó Jesús fue la resurrección de Lázaro. Pero también es bueno recordar la participación humana en este milagro.
Hacía cuatro días que Lázaro había fallecido y sus familiares y amigos todavía lo lloraban. No comprendían por qué Jesús no lo había socorrido a tiempo, sin embargo, seguían confiando en él como Hijo de Dios. Contra toda esperanza, se aferraron a los recuerdos que tenían del Salvador, y su fe sobrevivió.
Al llegar Jesús al sepulcro, se compadeció. Luego de un breve diálogo con las dos hermanas del difunto, "dijo Jesús: Quitad la piedra". ¿No te sorprende que el Hombre más poderoso que anduvo en la tierra, le haya pedido a la gente que quitara la piedra que sellaba la tumba? Si Jesús tenía poder para resucitar a Lázaro, ¿acaso no tenía poder para desplazar la piedra con solo una orden? Por supuesto que sí, pero Dios obra cuando el hombre ayuda.
Por medio de este incidente podemos visualizar un principio que te ayudará a triunfar en la vida: Si unes tu esfuerzo al poder divino, alcanzarás el éxito. Si deseas sacarte un 10 en algún examen, primero debes estudiar y luego pedir la dirección divina. Si quieres encontrar el amor de tu vida, debes mostrar interés en esa persona, y orar para que Dios bendiga la relación. Si deseas un trabajo, debes salir a buscarlo, rogándole al Señor que te permita obtenerlo.
Muchas personas fracasan en sus empresas personales porque caen en los extremos. Algunos cargan a cuestas una carga más pesada de la que pueden llevar. Creen que por sí mismos lograrán sus objetivos, ya que Dios está confinado a las iglesias. Otros depositan toda la tarea sobre Cristo, y se quedan de brazos cruzados esperando que él haga todo. Ninguno de estos extremos es bueno, ya que Dios actuará en la medida que lo hagas tú también.
No dejes que la pereza y el desgano te impidan hacer tu parte. Lucha y esfuérzate como si la tarea dependiera solo de ti, después encomiéndale tu labor a Cristo y verás que este principio te llevará hasta las alturas anheladas.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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