viernes, 16 de septiembre de 2011

PURIFICADA EN EL CRISOL -1ª PARTE

Al obedecer la verdad, mediante el Espíritu, habéis purificado vuestras almas (1 Pedro 1:22).

Uno de los sinónimos de la palabra «purificar» es «acrisolar». Si leemos el texto de hoy bajo esta perspectiva, el apóstol nos estaña diciendo: «Han pasado ustedes por el crisol refinador del fuego». ¿Qué significa esto?
Hay una cosa que nosotras no podemos hacer: obedecer a la verdad. Por eso el versículo continúa diciéndonos que esto solo se consigue «mediante el Espíritu». ¿Cómo obedecer a la verdad? Tal vez entenderíamos mejor el pasaje si lo leyéramos de la siguiente manera: «Si dejas que el Espíritu te purifique, es decir, te pase por el crisol, entonces podrás entender qué es la verdad y obedecerla». ¿Cuán dispuestas estamos a dejar que el Espíritu nos purifique? ¿A quién le gusta pasar pruebas, dificultades y desgracias?
Mariza no entendía el porqué de su atormentada existencia. Los problemas parecían buscarla y cada jornada le traía dificultades y conflictos. «No puedo negarlo -se decía una y otra vez- soy una desgraciada». Su infancia no había sido como la de otras niñas que conocía. Sus padres habían muerto en un accidente y ella había crecido en un orfanato, donde había recibido rechazo y abuso. Cuando la vida le ofreció la posibilidad de valerse por sí misma, salió para encontrarse con un mundo no menos cruel. Los hombres se acercaban a ella por su cuerpo, pero nadie le ofrecía el amor que necesitaba. Desesperada y sin saber qué hacer, se lanzó a la calle sin rumbo ni dirección. Por primera vez alzó sus ojos al cielo y el hermosísimo matiz de la puesta de sol le hizo anhelar más la paz y el amor, cosas que parecían huir de su vida. Mariza estaba pasando por el crisol, pero su Padre celestial no iba a dejar que se quemara.
¿Es tu situación actual similar a la de Mariza? ¿Te parece que los problemas se han convertido en tu sombra? Si estás pasando actualmente por el horno de fuego, por tu propio crisol purificador, recuerda que hay un Dios que quiere visitar tu vida con el soplo de la esperanza y el amor. Que con su ayuda tu alma pueda purificarse para obedecer a la verdad.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

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