martes, 29 de noviembre de 2011

LOS RETIROS ESPIRITUALES

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Mateo 11:29.

Las iglesias que viven a la luz del evangelio y cuyos miembros trabajan para cumplir la misión evangélica, están permanentemente en actividad, creciendo y multiplicándose como lo hicieran los primeros cristianos. Pero como es lógico, el crecimiento señala nuevas necesidades que deben ser suplidas y no siempre hay ayuda disponible. Por eso, muchos de los que realizan estas tareas se desgastan y no sienten el deseo de continuar por su fatiga física, mental y espiritual.
Los retiros espirituales tienen el propósito de proveer un receso para los miembros de la iglesia, para dedicarse sosegadamente a la reflexión de la Palabra, a la oración y también a la planificación. Como Jesús comprendía el trabajo arduo que los apóstoles realizaron cuando salieron a predicar de dos en dos en su nombre, al regresar ellos les dijo: "Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco". Fíjate que era tanto el trabajo que tenían como grupo que ni siquiera "tenían tiempo para comer" (Mar. 6:31).
De la misma manera, nuestra iglesia, de tanto en tanto, organiza retiros espirituales para renovar las fuerzas y propiciar la reconsagración a Dios en sus asistentes. Muchas veces se invita a un pastor de visita (para que también descanse el pastor local), los cultos sabáticos se realizan en otro lugar que no sea la iglesia, y asisten los que desean pasar tiempo a solas con el Señor.
Pero no es necesario esperar a toda la iglesia para tener un retiro espiritual. A veces nos sentimos tan agobiados que necesitamos señalar una fecha en el almanaque y pasar ese día a solas con Jesús. Para hacerlo, tienes que ir con tu Biblia, algunos libros de índole espiritual, lapicero y papel, algo de bebida y de alimento, y elegir, en lo posible, un lugar retirado al aire libre. Comienza ese retiro con una oración que no esté limitada por el tiempo. Conversa ampliamente con tu Dios de manera privada y sencilla. Cuéntale lo cansado que estás de trabajar en su causa y que necesitas su energía y poder para seguir trabajando. Luego, abre su Palabra y céntrate en un tema de interés y escribe las conclusiones que saques. Haz todo sin prisa, sabiendo que todo ese tiempo no es para ti sino para el Señor.
Te aseguro que ese día no quedará en el olvido, y la fortaleza espiritual que adquieras, utilízala en la obra divina.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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