viernes, 2 de diciembre de 2011

CONOCIENDO EL TIEMPO SIN SABER LA FECHA

El día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre. Mateo 24:36.

El 22 de octubre de 1844, miles de adventistas se chasquearon porque esperaban en esa fecha el retorno de Cristo. Muchos de esos adventistas que habían sido expulsados de sus iglesias por creer que Cristo regresaría, eran asiduos lectores de la Biblia y grandes intérpretes de las profecías. Pero a pesar de todos sus estudios, pasaron por alto una declaración tan sencilla y clara como la que Jesús dijo en el Monte de los Olivos: "Pero el día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre".
A pesar de la claridad de este texto y del chasco sufrido, cientos de pastores y exégetas han pretendido encontrar algún versículo que señale de manera certera el día del retorno de Jesús. Por supuesto, todas las fechas "bíblicas" propuestas hasta el presente han fallado.
Mientras estudiaba Ingeniería, asocié de manera "experimental" algunos textos relacionados con las profecías y llegué a la conclusión de que Jesús volvería en el año 2004. Si bien nunca creí en la veracidad de ese cálculo y solo se lo mostré a algunos compañeros de estudio, hoy veo que nuevamente la Biblia tenía razón: "El día y la hora nadie sabe".
En su inmenso amor, el Señor Jesucristo creyó conveniente no dejar una fecha definida para su regreso, porque desea que sus hijos estén preparados cada día para recibirlo.
Mientras escuchaba las palabras de aliento y de esperanza de un pastor en un funeral de un joven de 19 años, un amigo del difunto me susurró: "Ese pastor está diciendo puras mentiras". Sorprendido por su afirmación, le pregunté a qué se debía su comentario. Su respuesta fue: "Capellán, el que está muerto era mi amigo, y yo sé que en estos últimos años vivió muy lejos de Dios. Es verdad que venía a la iglesia los sábados, que a veces participaba en algún programa juvenil y que parecía un buen adventista, pero yo lo conocía muy bien, y le aseguro que lo que está diciendo este pastor, en él no se va a cumplir".
¡Qué triste sería que para ese joven la segunda venida fuese en vano! Querido joven, querida señorita, procura vivir cada día como si Jesús volviera hoy, y la segunda venida será un hermoso traslado de tu vida hacia la eternidad.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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