viernes, 30 de diciembre de 2011

EL SEÑOR ES TU SOCORRO

Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Salmo 121:1.

Cuando el salmista escribió este salmo, vivía uno de los momentos más tristes de su experiencia: su gran amigo y consejero, el profeta Samuel, acababa de fallecer; él se encontraba atravesando el desierto de Paran, perseguido por su propio hijo Absalón. ¿Cómo te sentirías tú, si las personas en quienes más confías te abandonan, te traicionan y se disponen a luchar contra ti? ¿Adónde acudirías, en busca de consejos y de ánimo, si tu gran consejero hubiese muerto?
David se sentía solo; no sabía dónde ir ni qué hacer. En esos momentos de tristeza y de soledad, alzó los ojos hacia las alturas de los montes de Palestina. En aquellos lugares escarpados, los paganos ofrecían sacrificios a sus dioses, creyendo que ese era el camino para la solución de sus problemas. Observando aquellas montañas, David escribió: "Alzaré mis ojos a los montes". En otras palabras: "Ya que todo el mundo sube esas montañas en busca de respuestas, yo también iré allá". Pero, enseguida recapacita y se pregunta: "¿De dónde vendrá mi socorro?" Aquellos que no conocían al Dios eterno de Israel subían aquellos montes en búsqueda de soluciones; pero el salmista se pregunta: "¿Subiré también yo?" En aquellas alturas sofisticadas de la sabiduría humana, del materialismo, del consumismo, del racionalismo, del relativismo, ¿es allí donde encontraré salida para mis problemas? Entonces reacciona, y se responde a sí mismo: No; "mi socorro viene de Jehová".
¿Por qué proviene de Jehová? Por una simple razón: el poder de Dios: "Él hizo los cielos y la tierra".
No existía nada. Nada había: solo el vacío, la oscuridad, el desorden; el caos. Pero, "por la Palabra del Señor, fueron creados los cielos y la tierra. Porque él dijo y fue hecho. Él mandó y existió".
¡Ah, querido! Si Dios fue capaz de hacerlo todo, desde la nada, solo por el poder de su Palabra, ¿por qué no podría hacer maravillas en tu vida, si ya existe alguna cosa, aunque esa "alguna cosa" sea apenas una vida hecha pedazos?
Por eso, ¡levántate, en el nombre de Jesús! Tu Dios no conoce de derrotas. ¡Es Jehová de los ejércitos! vencedor del universo. El año que pasó pudo haber traído páginas tristes a tu vida. Pero, no todo está perdido, ¡levanta tus ojos a ese Dios eterno y todopoderoso! "Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

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