jueves, 29 de diciembre de 2011

UN REGALO QUE TODOS PODEMOS DAR

Amaos míos a otros entrañablemente, de corazón puro (1 Pedro 1:22).

Las festividades de fin de año son una explosión de colores, risas y alegría. Las familias se juntan nuevamente, hermanos distanciados por el enojo superan su pasado, personas atormentadas por !a enfermedad reciben el milagro de una operación. Pero, desgraciadamente, no todos ríen de la misma manera; unos lo hacen de dientes para afuera y otros ríen por no llorar. Lo cierto es que esta época del año debería recordarnos el nacimiento de aquel que nos amó entrañablemente.
¿Cuál es el motivo de tu celebración este año? ¿Reunirte con tu familia a la que no ves desde el año pasado? ¿Ir de compras? ¿Satisfacer el deseo de tus hijos por medio de regalos? Cristo no nació en el humilde pesebre para darnos la salvación como regalo de Navidad o de fin de año. El vino a revelar el amor del Padre celestial, por eso estas festividades deberían traducirse en amor. Si en este año eres capaz de convertir tus tradicionales fiestas navideñas en encuentros donde fluya el amor puro y sin fingimiento, estarás celebrando el nacimiento de Jesús en tu corazón.
¿Cuándo fue la última vez que dijiste «te amo»? El amor puede marcar la diferencia este año. El hijo de aquel hombre que volvió a la vida tras 18 años de coma no pudo decirle a su padre lo mucho que lo amaba. Aquellas mágicas palabras hubieran sido el motivo para que aquel corazón continuara viviendo, pero nunca llegó a pronunciarlas. Mientras su padre era intervenido quirúrgicamente, él se sentó en la sala de espera, pero no hubo una segunda oportunidad.
No retengas tus palabras de afecto, ternura y amor ahora que tienes oportunidad de pronunciarlas. Esas palabras pueden ser el regalo que tantas personas necesitan. Pídele a Dios que convierta esta época del año en un baúl vacío, listo para ser llenado con las buenas obras que glorificarán su nombre.
Que el amor de Dios haga más dulces tus palabras, más ligeros tus pies y tus manos más nobles. Busca al que tiene necesidad y muéstrale el inmenso amor divino en palabras y actos. Entonces despedirás este año celebrando una verdadera fiesta.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

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