martes, 28 de febrero de 2012

CRISTO NOS FORTALECE

«Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos» (Lucas 6: 31).

¿Ha tenido o tiene, algún enemigo? Es probable que la mayoría de la gente responda que sí.
¿Quién es un enemigo? Es aquella persona que nos desprecia, nos detesta, nos desea mal, que siente un odio visceral por nosotros y que se enfada cuando hacemos alguna buena obra por ella. Hagamos lo que hagamos, nos odia. Jesús enseñó que los enemigos son los que nos ultrajan, nos amenazan, nos insultan, nos persiguen, nos calumnian e, incluso, llegan a agredirnos.
Por eso, las palabras de Jesús son tan difíciles de entender: «Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen» (Mat. 5: 44). Sus palabras se oponen diametralmente a lo que nos enseña nuestra cultura. El mundo dice: «¡No seas tonto y paga con la misma moneda!». Sin embargo, Jesús dijo: «Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos» (Luc. 6:31).
Este texto se conoce como la Regla de Oro. La ley la del mundo es la venganza y el odio. Pero como hijos e hijas de Dios, tenemos una regla superior. Si las personas nos provocan, no debemos responder a su provocación. Si nuestros enemigos nos insultan, nos persiguen, nos calumnian y nos ultrajan, no hagamos lo mismo con ellos.
El reto que Jesús nos plantea es como una elevada cumbre difícil de escalar. Al orar, quisiera decir: «Señor, ¿cómo puedes pedirme que ame a mis enemigos?». La verdad es que, solo con nuestras propias fuerzas es imposible. No podemos escalar esa cumbre por nosotros mismos. Necesitamos la ayuda del Señor.
La naturaleza humana es egoísta y, por eso, nos cuesta amar al prójimo. Jesús no vino a este mundo para que nosotros no tuviéramos enemigos, sino para enseñarnos cómo tenemos que relacionarnos con ellos. Sin embargo, la meta está a nuestro alcance cuando sabemos que «todo lo [podemos] en Cristo que [nos] fortalece» (Fil. 4:13). (Basado en Mateo 5:44)

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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