miércoles, 1 de febrero de 2012

SOY ASÍ...

«Los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí, y perdonaré todas sus iniquidades con que contra mí pecaron y contra mí se rebelaron» (Jeremías 33: 8).

Hace algún tiempo, el cardiólogo solicitó que me hicieran una prueba especial: una ecocardiografía. Gracias a este procedimiento pudo observar el interior de mi corazón mientras latía y descubrió que tengo un prolapso en la válvula mitral. Para la mayoría de los pacientes, esto no representa un grave riesgo para su vida, por lo que no suele ser preciso que pasen por un tratamiento específico o cambien radicalmente su estilo de vida. Por suerte, ese es mi caso. Doy gracias a Dios porque jamás he padecido ninguna molestia.
Los problemas del corazón físico ponen en peligro nuestra vida en la tierra, pero las enfermedades de la vida interior pueden significar la pérdida de la salvación eterna. ¿Cuál es la solución? Dios y su Palabra hacen en nuestro corazón espiritual lo mismo que hace una ecocardiografía en nuestro corazón físico. Vea qué dice este texto: «La palabra de Dios es viva, eficaz [...] y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (Heb. 4:12). ¿Cómo es eso? La Biblia diagnostica nuestro problema y nos muestra la manera en que Dios quiere sanamos.
Una fábula cuenta que, cierto día, un escorpión quería cruzar un río. Entonces una tortuga se acercó a la orilla, arrastrándose lenta y cansinamente. El escorpión dijo:
—Oye, ¿Te importaría llevarme a la otra orilla del río?
—¡Ni lo sueñes! —respondió la tortuga— Cuando lleguemos a la mitad del río me clavarás tu aguijón y moriré.
—¿Por qué tendría que hacerlo? —dijo el escorpión— Si te clavo el aguijón y mueres, yo moriré ahogado.
—Está bien —dijo la tortuga—, te llevaré.
Cuando ya habían recorrido la mitad de camino, el escorpión clavó su aguijón en el cuello de la desventurada tortuga, quien, con su último aliento, preguntó:
—¿Por qué lo hiciste?
La respuesta no se hizo esperar:
—No lo sé. Soy así...
Algunos tratan de curar su corazón espiritual con sus propios recursos, pero es imposible, porque el pecado impregna nuestra forma de ser. La buena noticia es que Dios ha prometido darnos un corazón nuevo. «Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne» (Eze. 36:26). Tenemos una esperanza: Jesús. Quizá la válvula mitral de nuestro corazón tenga un prolapso, pero nuestro corazón espiritual puede ser completamente nuevo y sano. (Basado en Mateo 5:8)

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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