martes, 13 de marzo de 2012

EL GATO Y EL PAJARITO

El que cree estar firme, tenga cuidado de no caer. 1 Corintios 10:12.

¿Has escuchado la historia del gato y el pajarito? Yo la leí en el libro devocional contemplemos su gloria, de William Johnsson (p. 167). El hecho se produjo cuando pastor Johnsson vivía en Michigan, Estados Unidos, y tiene como protagonista a un gato conocido por sus extraordinarias habilidades cazadoras y su porte majestuoso, casi principesco.
Cuenta el pastor Johnsson que el gato prefería cazar por las noches y dormir de día. Por eso no era raro encontrar junto a la puerta de su casa los restos de las víctimas: plumas de pájaros, orejas o colas de ratones y de otros roedores.
Cierto día, sin embargo, ocurrió algo inesperado. La familia Johnsson encontró al poderoso cazador gravemente herido. Por todo su cuerpo había señales de una dura batalla en la que el gato se había llevado la peor parte. Su condición era tan precaria que casi no se podía mover. Daba lástima ver al poderoso cazador en esa condición. Bueno, lástima daba a sus dueños, porque los pajaritos y roedores del lugar estaban de fiesta.
Entre los que se quisieron aprovechar de la inusual situación se encontraba un estornino. Cuando este pajarito notó cuan maltrecho estaba el gato, comenzó a volar cada vez más cerca. Casi parecía burlarse de su precaria condición, pero el que una vez fuera el terror del barrio, apenas podía reaccionar. Por allí se notaba que sus pelos se erizaban de vez en cuando, pero nada más de eso.
Unos días después, cuenta el pastor Johnsson, regresaba con su familia a su casa cuando todos escucharon que el gato ronroneaba bajito. Aunque caminaba con dificultad, sus movimientos se notaban más seguros y su altiva mirada de guerrero había retornado. ¿A qué se debía ese cambio tan repentino? La respuesta la encontraron junto a la puerta de la casa. Allí, dispersas, estaban las plumas tornasoladas del estornino.
La lección está clara: no te coloques innecesariamente en el terreno del enemigo. No intentes; averiguar cuan cerca del abismo puedes caminar, sin caerte. Es peligroso jugar con el pecado; y Satanás, aunque es un enemigo derrotado, todavía conserva mucho de su poder. Por eso la Palabra de Dios nos advierte: «Sean prudentes y manténganse despiertos, porque su enemigo el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar» (1 Ped. 5:8).
Señor Jesús, ayúdame a mantenerme, tan lejos como pueda, del territorio enemigo.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

No hay comentarios:

Publicar un comentario