miércoles, 21 de marzo de 2012

¿QUÉ TIENE DE MALO?

Pido en mi oración que [...] Dios les dé sabiduría y entendimiento, para que sepan escoger siempre lo mejor. Filipenses 1:9,10

Cuando éramos niños, la pregunta que más hacíamos a nuestros padres era: «¿Por qué?». Al alcanzar la edad adolescente, esa pregunta dio paso a otra: «¿Qué tiene de malo?».
La pregunta: «¿Qué tiene de malo?» suele ser formulada por alguien que desea participar de una actividad que no es recomendable, ya sea por razones de salud o de principios. «¿Qué tiene de malo ir a una discoteca?», «¿qué tiene de malo tomar un par de cervezas?», «¿qué tiene de malo que una parejita de novios que se aman tengan relaciones sexuales?»
El problema con estas preguntas es que desvían el foco de atención hacia el lado equivocado. ¿Qué debería motivar la conducta de un joven cristiano? La respuesta está en nuestro texto de hoy. El apóstol Pablo pide a Dios que conceda sabiduría a los cristianos de Filopos «para que sepan escoger siempre lo mejor». Lo que nos está diciendo el apóstol es que la motivación correcta de nuestras acciones va más allá de tan solo evitar lo malo. Consiste en hacer lo bueno. Según este razonamiento, la pregunta que tenemos que hacernos a la hora de decidir si participaremos o no de una actividad no es: «¿Qué hay de malo en eso?». Es más bien:¿Que hay de bueno?».
El fabricante de cervezas quiere que los jóvenes se pregunten: «¿Qué tiene de malo?». También el dueño de la clínica de abortos. Y el del prostíbulo. Estos mercenarios del vicio y la inmoralidad saben que siempre se podrán encontrar mil excusas para justificar lo malo. Pero el joven cristiano no tiene por qué moverse en esa arena movediza. A la hora de decidir si le conviene involucrarse, el joven cristiano se pregunta: «¿En qué me beneficia esta actividad? ¿Me edificará? » En otras palabra, ¿QUÉ TIENE DE BUENO?
El joven cristiano no anda a ciegas por este mundo; posee un repertorio moral del cual echa mano para decidir cómo vivir: son los eternos principios de la Palabra de Dios. Y uno de esos principios dice que a la hora de pensar y de actuar es necesario dar prioridad a «todo lo que sea excelente o merezca elogio» (Fil. 4:8, NVI).
Señor Jesús, dame sabiduría para escoger siempre lo mejor.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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