viernes, 27 de abril de 2012

GENTE BUENA ALREDEDOR


Den siempre gracias a Dios el Padre por todas las cosas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Efesios 5:20.

Leamos con atención algunas de las razones por las que Arturo Morales*, un joven residente de Brooklyn, Nueva York, se involucra en conductas criminales.

  1. No tengo trabajo, ni asisto a la escuela.
  2. No tengo novia ni ninguna persona con la que pueda contar.
  3. Tengo amigos cercanos, pero todas son amistades sucias.
  4. No pienso en el futuro en lo absoluto, ni en hacer nada que valga la pena.
  5. Nada de lo que hago me produce felicidad (William Damon, Greater Expectations [Mayores expectativas], pp. 48,49).

No sé qué es lo te llama la atención al leer las declaraciones de Arturo, pero hay dos que me producen tristeza. Una: «Nada de lo que hago me produce felicidad». ¡Qué curioso! Este joven no disfruta de lo malo que hace, pero continúa haciéndolo. ¿Por qué? Los sociólogos hablan de la pobreza, de la desintegración de los hogares, de la erosión de las normas y los valores sociales, entre otras, como causas de la delincuencia juvenil. Y nadie duda que estos factores tengan mucho que ver con este flagelo. Sin embargo, leamos nuevamente la N° 2 de la lista: «No tengo novia ni ninguna persona con la que pueda contar».
¿Cómo puede vivir una persona sin tener siquiera a alguien cercano a quien pedir consejo, a quien contar las penas de su corazón o con quien compartir sus sueños?
¿Podrías imaginar tu vida si no tuvieras a nadie con quien contar en los momentos difíciles o tristes de tu vida? Si algo nos enseña la historia de Arturo es que tenemos que dar gracias a Dios porque alrededor de nosotros hay mucha gente que nos quiere y que sinceramente desea nuestro bienestar.
Por cierto, ¿cuándo fue la última vez que le diste gracias a Dios por tus padres, por tus hermanos, por tus buenos amigos...? ¿Y cuándo fue la última vez que les diste gracias a ellos?.
* Nombre ficticio usado en la investigación.
Gracias, Señor, por toda la gente buena que se preocupa por mi bienestar.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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