domingo, 6 de mayo de 2012

EL PELIGRO DEL SUEÑO


No lo sorprenderá el enemigo ni hijo perverso lo quebrantará. (Salmo 89:22)

La capacidad de reaccionar con rapidez es un talento maravilloso.  Entre los cojines de un sofá se asomaban unos ojos grandes , negros y vivarachos; unas orejas caídas y una cola en continuo movimiento. Patch tiene apenas unos pocos meses de edad. Es una perra de raza dálmata, de pelaje blanco y con numerosas manchas negras; una cachorra muy escurridiza y astuta.
Carolina, nuestra hija de once años, fue la última en terminar su plato a la hora del almuerzo y por lo tanto al última en levantarse de la mesa. Patch se había sentado en una esquina del sofá y esperaba con impaciencia que Carolina llegara a sentarse a su lado.
Antes de llegar al sofá, Carolina se dirigió a la cocina, abrió el refrigerador y con el cuchillo cortó una loncha de un queso  muy especial. Mientras tanto, la dueña de aquellos ojos negros y vivarachos seguía atentamente los movimientos de Carolina quien, tras tomar el pedazo de queso, se dirigió hacia el sofá, pasando por alto la prohibición de llevar alimentos a la sala.
En lo que Carolina se sentaba, Patch movió su cabeza con rapidez hacia la mano de la niña, arrebatándole el pedazo  de queso con un fugaz movimiento. La perra saltó del sofá y corrió a esconderse debajo de la mesa. El grito de la niña nos alertó, pero ya era tarde. Patch se limpiaba el hocico con la lengua, probablemente saboreando el queso. Se la veía muy satisfecha y sin ningún tipo de remordimiento.
Querida amiga, no permitas que el enemigo te despoje de gozo de sentir compasión por la desgracia ajena, y mucho menos que te despoje de la capacidad de simpatizar con aquellos que sufren. Disfruta de la oportunidad brinda de compartir, de amar y de ayudar. Esas son bendiciones que Jesús ya compartió contigo. No permitas escurridizo enemigo, al igual que la astuta arrebate el galardón que ya tienes en la mano.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Yoela Murillo

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