martes, 29 de mayo de 2012

ORACIONES CORTOCIRCUITADAS


«Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis sus ofensas nosotros a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonara vuestras ofensas» (Mateo 6:14,15) 

El amor de Dios es incondicional porque él es así; Dios es amor. Sin embargo, su relación, su interacción o su conexión, con los que ama sí es condicional. Muchos textos ilustran esta idea, pero los dos que nos resultan más familiares son:
Juan 1:12: «Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios».  El Señor desea intensamente llamar hijos suyos a todas las personas de la tierra, pero esa prontitud tiene un único límite: la elección humana. Solo aquellos que lo reciben pueden ser llamados así. 
Apocalipsis 3: 20: «Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo». El único límite al ofrecimiento de Cristo para entrar en nuestro corazón procede de nuestra predisposición a escuchar su voz y abrirle la puerta.  Es imposible mantener una relación con alguien que se niega a mantener un contacto.
La oración es nuestra conexión con Jesús e incluye tanto la interacción entre Jesús y como de unos con otros. Como cualquier cable  eléctrico, la conexión se puede cortar. Por otra parte, si existe alguna circunstancia negativa, las oraciones pueden cortocircuitarse. ¿Cuál es esta circunstancia negativa? Es el pecado. «Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios y vuestros pecados han hecho que oculte de vosotros su rostro para no oíros» (Isa. 59:2).
¿Qué puede reparar esa conexión cortada? El perdón. Jesús ha prometido que si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar (1 Juan 1:9). No obstante, también dijo: «Pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas» (Mat. 6:15).
Jesús dijo: «Si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda» (Mat. 5:23,24).
Mantenga su conexión con Dios en buen estado. «Perdonad, y seréis perdonados» (Luc. 6:37). Basado en Mateo 18:21-35

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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