viernes, 20 de julio de 2012

MANANTIAL DE VIDA


El temor de Jehová es manantial de vida que aparta de los lazos de la muerte (Proverbios 14:27).

Cómo se podrá escapar de aquello que puede tener un final de muerte? ¿Cómo podremos reconocer que la senda por la que transitamos no es la correcta?
La protagonista de nuestro relato aprendió desde muy pequeña a hacer siempre la voluntad del Señor. Las heridas que en un momento parecieron desviar su rumbo han sido cicatrizadas por ese mismo Dios al que entregó su vida a temprana edad. El Maestro le enseñó a curar heridas, a olvidar y a perdonarse a sí misma y a los demás.
De pequeña fue testigo del dolor y del sufrimiento de su madre, quien recibía el continuo rechazo y los insultos de un hombre al que se había unido, pero que la maltrataba mediante palabras y acciones. Al cabo de los años su mamá decidió terminar aquella relación. Él se marchó lejos, sin embargo cada cierto tiempo regresaba a casa buscando aceptación. Ellas lo recibían por pocos días, manteniendo con él una relación distante. La entonces niña me dijo: «A partir de aquella separación mi mamá tuvo algo de sosiego. Ya no tenía motivos para llorar a diario. Sus noches eran tranquilas y tanto su vida como la mía estaban inmersas en las cosas de Dios, porque las dos compartíamos la fe de adventista».
Hoy aquella jovencita es una mujer casada, con hijos y entregada a la predicación del evangelio. Olvidó todo el dolor y la amargura del pasado, e incluso tuvo el privilegio de ministrar al esposo de su madre en sus últimos días. Este ya no era el hombre cruel, burlón y ebrio de antaño, sino un individuo transformado por el amor de Dios. A ella le tocó, en unión a su madre, participar en el sepelio de aquel hombre que con el paso de los años se había convertido en un individuo solitario. Alguien que a pesar de no tener familia propia contó en sus últimos días con la compañía de su esposa y de su hijastra. Dos mujeres que, aunque sufrieron mucho por las acciones de él, pudieron ser ejemplos del amor verdadero y perdonador de Dios ¡No importa cuán lejos de Dios alguien haya llegado, lo importante es que regrese! 

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Ana Lucia de Borthomier

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