jueves, 23 de agosto de 2012

«SOLO POR HOY»



Este es el día en que el Señor ha actuado: ¡estemos hoy contentos y felices! Salmo 118:24.


«Cada uno de nosotros —escribió Fulton Sheen— decide qué color tendrá el cielo en el universo emocional que habita». ¿Qué quiso decir? Algo parecido al dicho popular que afirma que las cosas son del color del cristal con que se miran. ¿De qué «color» será este día para ti? Tendrá el color con que tú decidas pintarlo: colores claros u oscuros, brillantes u opacos, alegres o tristes. Tú decides.
Por lo visto, el autor del Salmo 118 entendió que cada día es un regalo de Dios y resolvió disfrutar con plenitud de ese don. Por ello escribió: «¡Estemos hoy contentos y felices!» (Sal. 118:24). Y algo similar entendió el autor anónimo de las siguientes palabras. Léelas con atención pues tienen un mensaje para ti y para mí. Solo por hoy trataré de vivir sin tratar de resolver los problemas del resto de mi vida.
Solo por hoy trataré de ser feliz. Razón tenía Abraham Lincoln cuando escribió que «la mayor parte de la gente es tan feliz como se lo propone».
Solo por hoy trataré de aceptar las cosas como son, en lugar de insistir en que sean como yo quiero.
Solo por hoy cuidaré bien de mi cuerpo y de ese valioso tesoro que es la salud. Solo por hoy trataré de fortalecer mi mente. Aprenderé algo útil. Leeré, aunque sea unas pocas líneas, y reflexionaré en lo que he leído.
Solo por hoy seré amable. Hablaré con voz suave, pero con claridad y firmeza; actuaré cortésmente; no criticaré a nadie y no buscaré faltas en los demás.
Solo por hoy tendré un programa, un plan. Es posible que no lo siga al pie de la letra, pero me evitará dos inconvenientes: la urgencia y la indecisión.
Solo por hoy apartaré media hora de tranquilidad. En algún momento de esa media hora, pensaré en Dios y en la naturaleza. Así tendré una mejor perspectiva de mi vida.
Solo por hoy no tendré temor de ser feliz, de disfrutar de la belleza, de amar y de ser amado. Y lo más importante, no tendré temor del mañana porque, a fin de cuentas, mañana podré intentar lo que no pude lograr hoy (adaptado de Prioridades, julio de 2007, p.14).
¿De qué color pintarás el cielo hoy? Tú decides.
Gracias, Señor por este día. Ayúdame a disfrutarlo plenamente para gloria de tu nombre.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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