martes, 23 de octubre de 2012

ELIJE HOY


Les he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Escojan, pues, la vida.  Deuteronomio 30:19

Probablemente has escuchado el relato del joven que fue al psiquiatra preocupado porque le costaba mucho tomar decisiones. Después de escuchar durante largo rato las oportunidades que el joven había desperdiciado por ser tan indeciso, el psiquiatra dio su opinión del caso.
—Definitivamente, me parece que tienes serios problemas para tomar decisiones. ¿Estás de acuerdo?
El muchacho se quedó pensativo por un momento, hasta que finalmente respondió.
—Bueno... la verdad es que sí y no.
Razón tenía el conocido psicólogo William James cuando escribió que no existe ser humano más miserable que aquel para quien nada es tan habitual como la indecisión. ¿Por qué la indecisión es un serio problema? En primer lugar, porque la vida consiste en una permanente toma de decisiones. Algunas sin mayor consecuencia (qué ropa me pondré hoy, cómo arreglaré mi cuarto...); pero otras de consecuencias duraderas (qué clase de amigos tendré, qué carrera estudiaré, con quién me casaré, qué creeré). En segundo lugar, porque aunque siempre existe la posibilidad de pedir consejos, al final te corresponde a ti decidir si aceptas o no esos consejos.
La importancia de tomar decisiones la expresa muy bien el profesor Hal Urban en las siguientes palabras:
Tú decides cómo tratar a otras personas. Puedes despreciarlas o edificarlas.
Tú decides cuánto quieres aprender. Puedes malgastar tus años de estudio o tomar la decisión de sacarles el mejor provecho.
Tú decides cómo enfrentarás las inevitables adversidades de la vida. Puedes dejar que la adversidad te destruya o buscar una fuente de fortaleza que te ayude a enfrentar los obstáculos que la vida ponga en tu camino.
Tú decides lo que vas a creer y cuál será tu propósito en la vida. Puedes vagar sin rumbo o encontrar la razón de tu existencia, y vivir de acuerdo con ese hallazgo.
Por último, tú decides tu carácter. Puedes ser menos de lo que deberías ser o todo lo que podrías ser (Life 's Greatest Lessons [Las lecciones más grandes de la vida], pp. 42-44).
Y yo agregaría un elemento más a la lista: Tú decides que lugar ocupará Dios en tu vida. Que al  igual que Josué, el héroe bíblico, puedas decir: “Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor.  (Jos. 24:15).

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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