jueves, 11 de octubre de 2012

¿ORAR PARA ENRIQUECERSE?


Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Mateo 19:24.

Nuestras oraciones reflejan qué nos importa realmente. Si tenemos objetivos materialistas, se reflejarán en nuestras oraciones. En Mateo 6 Jesús nos dice que no tenemos que hacer de los asuntos materiales nuestra principal preocupación. En su lugar, nos exhorta a buscar primero el reino de Dios y su justicia. (Examine sus últimas diez oraciones. Si usted es como muchas personas, probablemente, en la mayoría de los casos tengan que ver con aquello por lo que Jesús nos dijo que no teníamos que preocuparnos.)
Si en esta vida los hijos de Dios hubieran recibido la promesa de prosperidad, nuestras oraciones serían una broma de mal gusto. Según ese razonamiento, puesto que la mayoría de las personas de este planeta son pobres, tendríamos que concluir que, o no son hijos de Dios, o él no escucha sus oraciones.
Jesús no tenía nada contra los ricos. Creía que el trabajo duro tiene que ser recompensado. No enseñó que las riquezas sean malas, sino que recordó a quienes lo escuchaban que el exceso de riqueza es peligroso, Jesús advierte que no podemos servir a dos señores,  El camino no es buscar el equilibrio de lo material con lo espiritual, sino que es preciso poner las cosas espirituales en primer lugar. «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen, y donde ladrones entran y hurtan sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen, y donde ladrones no entran ni hurtan, porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Mat. 6:19-21).
El dinero se puede transferir de un banco a otro, pero no al cielo. Cuando Jesús nos dice que nos hagamos tesoros en el cielo no nos pide tanto que demos dinero para obras de caridad como que nuestra perspectiva de la vida sea espiritual en lugar de material.
Debemos tener cuidado de no medir las bendiciones de Dios con un criterio material. Algunas personas religiosas poseen automóviles lujosos, visten ropa de diseño y viven en casas lujosas y afirman que Dios les dio todo eso en respuesta a sus oraciones. Ven la fe y la oración como medios de sacar provecho de una «información privilegiada» sobre Dios. Quienes así actúan se encontrarían entre los que Jesús expulsó del templo cuando dijo: «Mi casa es casa de oración, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones» (Luc. 19:46).
¿Por qué ora usted, por sus necesidades o por sus deseos? Basado en Lucas 18:1-8

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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