jueves, 11 de octubre de 2012

EL IDEAL DESEADO


Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Proverbios 22:6).

A mi hija adolescente le gustaba ver de vez en cuando una serie televisiva. En una ocasión oí decir que una de las protagonistas había mencionado la palabra «adventista». Fue entonces cuando, por curiosidad, me senté con ella a ver algunos de aquellos episodios.
La protagonista era una madre soltera como la que cualquier adolescente desearía tener: sin prejuicios, cariñosa y emprendedora. ¿Y qué decir de su hija? Era una chica estudiosa, responsable, cariñosa, muy madura para su edad, la niña de los ojos de sus abuelos, quienes por cierto le pagaban los estudios en una reconocida universidad.
Y entonces se mencionó la palabra «adventista». La hija de la protagonista tenía dos amigas: una muy rica que era grosera, prepotente y de la que siempre había sido compañera en colegios carísimos; y la otra, una muchacha sencilla, algo fuera de moda, algo santurrona, a la que su mamá le controlaba todo, tanto sus amistades, como su alimentación vegetariana, su vocabulario, la música que escuchaba y que tocaba, la escuela a la que asistía, su vestuario, etcétera. Además la obligaba a reunirse una vez a la semana con un grupo de jóvenes para orar y así mantener alejado al diablo. ¡Acertaron! ¡Ella era la adventista! Pero la presentaban de un modo tan rígido, tan amargado, que parecía que ser adventista es lo peor del mundo.
Estoy casi segura de que alguno de los guionistas de la serie había sido adventista o había investigado bastante al respecto, ya que conocía a la perfección todo lo que se hace en los colegios adventistas. Pero hubo algo que me llamó poderosamente la atención: cuando el novio de aquella segunda chica le propuso mantener relaciones sexuales, ella: recordó los principios que su madre le había inculcado desde niña y se negó rotundamente, porque deseaba llegar virgen al matrimonio.
¿Se imaginan cómo sería todo si cada madre lograra sembrar en el corazón de sus hijos cada uno de los consejos bíblicos de manera definitiva? ¡El mundo sería tan diferente!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Alma Eguía de Chacón

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