miércoles, 5 de diciembre de 2012

EL TRENCITO QUE PUDO


Nosotros confiamos en el Señor; ¡él nos ayuda y nos protege! Salmo 33:20.

¿Qué tienen en común las siguientes expresiones? 
1. Querer es poder. 
2. El cielo es el límite. 
3. El que persevera, vence. 
4. No hay cosas imposibles, sino personas incapaces.
Tienen en común la idea de que si te esfuerzas suficiente lograrás cualquier cosa que te propongas. Y esto es bueno, porque muchas de las cosas que valen la pena en la vida se obtienen solamente con esfuerzo perseverante. Pero a menos que también veas «la otra cara de la moneda», estos mensajes pueden resultar perjudiciales para tu sano desarrollo. Esto lo explica la doctora Carol Cannon, directora clínica de The Bridge (El Puente), un centro para el tratamiento de conductas adictivas.
La doctora Cannon cree que muchos niños y jóvenes crecen imitando al trencito de la historia infantil, The Little Engine That Could (El trencito que pudo). En esa historia, el trencito sube una cuesta llevando una carga muy pesada. Por momentos parece que no va a poder, pero continuamente se dice a sí mismo: «Sé que puedo; yo sé que puedo». Según la doctora Cannon, esta historia tiene un problema, y así lo explica: «Aunque es verdad que la determinación es un rasgo positivo de carácter, [...] también es verdad que hay algunas cosas que no podemos lograr solos. Y no hay nada malo en que lo reconozcamos. Algunas tareas son muy arduas para que las realice una sola persona» (Signs of the Times [Señales de los tiempos], junio de 1996, p. 23).
¡Y algunas cargas son muy pesadas para que las lleve una sola persona! Esto equivale a decir que tu capacidad de aguante tiene un límite. Significa que hay algunas tareas que podrás alcanzar por ti mismo, pero habrá otras para las cuales necesitarás ayuda. ¡Y no hay nada malo en pedir ayuda cuando la necesites!
Por esta razón, la Dra. Cannon prefiere la segunda versión de la historia. En esa otra versión, el trencito se da cuenta de que la carga es demasiado pesada y pide ayuda. Aunque no la recibe inmediatamente, el trencito insiste hasta que finalmente otro tren le brinda su apoyo. ¿Está clara la lección?
¡PIDE AYUDA CUANDO LA NECESITES!

Dame, Señor, sabiduría y valor para pedir ayuda cuando de verdad la necesite.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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