martes, 25 de diciembre de 2012

NAVIDAD



«Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro. Se llamará su nombre "Admirable consejero", "Dios fuerte", "Padre eterno", "Príncipe de paz"» (Isaías 9:6).

NAVIDAD DE 2012
Oigo a los niños abriendo los regalos. La sala está llena de risas y alegría. Una está probándose el vestido nuevo, otro está armando un juguete y otro prueba el videojuego. Por el olor adivino un desayuno especial. Me pregunto cuántas cestas de alimentos para los pobres habrá repartido este año la iglesia. Me habría gustado haber hecho más para ayudar.
Creo que debería ayudar a recoger todos estos envoltorios y cintas de regalos que los niños han esparcido por el suelo. Es una lástima que unos envoltorios tan caros se destruyan con tanta rapidez.
Hijo, ¿por qué lloras? ¿Qué dices, que el juguete nuevo se ha roto? Me sabe mal, porque era muy caro. Dicen que nada dura para siempre. Quizá te regalen otro el día de tu cumpleaños. Oigo que llaman a la puerta. Ah, quizás son tus tíos y tus primos pequeños. Ve y ábreles. Por lo menos tendrás a alguien con quien jugar. ¿Qué sería de la Navidad sin la familia?

NAVIDAD EN BELÉN» HACIA EL 4 a.C.
El bebé está llorando. Quizá tenga frío. O puede que hambre... Creo que esta mañana, cuando salieron de la cuadra, lo despertaron los animales. A la ro, ro... Deja que te envuelva en mi manto. El sol pronto calentará la tierra y entonces ya no tendrás tanto frío. Mamá todavía duerme. Para ella la noche ha sido agotadora.
Pequeñín, ni te diste cuenda de unos pastores que vinieron anoche. Algún día te hablaré de ellos. Fue extraño. Llegaron poco después de que tú nacieras. Estábamos tan ocupados cuidando de ti que al principio ni los vi. Se asomaron a la entrada del establo. Luego, cuando te vieron, juntaron las manos como si oraran y se arrodillaron en la paja.
Les pregunté cómo sabían que aquí había un bebé y me dijeron que los ángeles se lo habían contado. ¿Te lo imaginas? Nadie más sabe de ti, solo los ángeles. (Y José se inclinó y besó el rostro de Dios.)  Basado en Lucas 2:1-20.

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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