domingo, 5 de junio de 2016

EL OLFATO

Tu Oración: Gracias, Dios, por crear mi nariz para poder oler.

Versículo para hoy: “Cuando Isaac olió su ropa, lo bendijo con estas palabras: ‘El olor de mi hijo es como el de un campo bendecido por el Señor’ ”, Génesis 27:27.

¡Qué rico huele cuando mamá hornea galletas! ¡Qué feo huele cuando pasas cerca de una cuneta abierta en la calle! ¿Cómo distingues los olores? Pues muy fácil. Gracias a tu sentido del olfato, alojado en tu nariz.
Es un órgano muy importante. Te permite oler; también apoya tu sentido del gusto. Cuando te resfrías y tu nariz está tapada, te das cuenta que la comida no tiene el mismo sabor.
Por supuesto, la función principal que desempeña es respirar. Tiene dos agujeros por los que entra el aire. Se llaman orificios nasales y están separados por una pequeña pared denominada tabique nasal. Este puedes sentirlo con tus dedos si lo tocas; que tu mamá te ayude a identificarlo. La nariz está hecha de cartílagos y así es posible moverla. Si pones tu dedo en la punta de la nariz verás qué fácil es hacerla para arriba y abajo, para un lado y para el otro.
La nariz también calienta el aire, lo humedece y limpia de cualquier basurita. Ahora bien, en la nariz tenemos unos pequeños pelos llamados cilios. Perciben los aromas y envían información al cerebro. Así este puede saber si los olores son agradables.

Un poquito de ciencia
En tu cuerpo de cartón, dibuja la nariz con los orificios nasales. No olvides añadirle color. Puedes hacerla también con masa para modelar o un triángulo de cartulina.

Tomado de Devoción matutina para niños pequeños 2016
Pequeños científicos de Dios
Por: Cesia Alvarado Zemleduch
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