martes, 18 de junio de 2013

SEGUROS EN LAS MANOS DE JESÚS

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Juan 10:27,28.

Cuando Satanás escuchó las palabras "pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya", sabía que se le daría poder a hombres y mujeres para resistir sus tentaciones. Advirtió que su aspiración a ser príncipe del mundo recién creado habría de ser desafiada, que vendría Uno cuya obra sería fatal para sus propósitos malignos, que él y sus ángeles serían vencidos para siempre. Su certeza de poseer cierto poder, su sentido de seguridad, se esfumó. Adán y Eva habían cedido a sus tentaciones, y su posteridad sentiría la fuerza de sus asaltos. Pero ellos no quedarían sin un ayudador. El Hijo de Dios vendría al mundo, para ser tentado en lugar nuestro y vencer en lugar nuestro.
Hay enemistad entre los seres humanos caídos y Satanás únicamente si se colocan a sí mismos de parte de Dios y rinden obediencia a la ley de Jehová. Esto les trae poder para resistir los ataques de Satanás. Es por medio del sacrificio de Cristo que son habilitados para obedecer... El Hijo de Dios, al llevar la naturaleza humana y ser tentado en todo como nosotros, enfrentó y resistió los asaltos del enemigo. Y en su fuerza, los seres humanos pueden ganar la victoria, enfrentar al tentador y no ser vencidos por sus artificios y sus presentaciones presuntuosas. Al aceptar a Cristo como un Salvador personal, los hombres y las mujeres pueden mantenerse firmes contra las tentaciones del enemigo. Los seres humanos pueden tener vida eterna si aceptan los principios del cielo y permiten que Cristo someta el corazón y la mente a la obediencia a la ley de Jehová.
Cristo vio el significado de los artificios de Satanás, y hasta el fin de su lucha y prueba se mantuvo firme en su resistencia, negándose a apartarse de su lealtad a Dios...
De la manera en que Satanás tentó a Cristo, él tienta hoy a toda alma. Busca controlar a toda persona con su razonamiento. El Salvador nos advierte contra entrar en controversia con él o sus agencias. No hemos de enfrentarlos, excepto en el terreno bíblico de un "escrito está". Mientras menos tengamos que ver con los argumentos de los que se oponen a Dios, más firme será nuestro fundamento. Hemos de repetir lo menos posible los argumentos inventados por Satanás. Que cada alma tentada siga contemplando los principios que son enteramente de arriba, recordando la promesa: "Pondré enemistad entre ti y la mujer" ((ion. 3:1 5).— Review and Herald, 3 de mayo de 1906.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

No hay comentarios:

Publicar un comentario