miércoles, 31 de julio de 2013

GRANDES SOCIEDADES Y CLIMAS INHÓSPITOS

Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella (Hebreos 12:11).

Los cristianos, especialmente los nuevos en la fe y los jóvenes, tienden a creer que el camino de la fe es de paz, seguridad y felicidad. Pero pronto descubren que no es así.
Arnold J. Toynbee dedicó su vida a buscar la respuesta a estas dos interrogantes: ¿Qué hace que una gran nación surja y luego desaparezca? ¿Qué condiciones contribuyen a que una sociedad prospere? Los resultados de su investigación aparecen en una obra de varios tomos titulada Estudio de la historia. Estas son las conclusiones resumidas a las cuales llegó después de toda una vida dedicada al estudio:
Primero: no existe ninguna raza superior a las demás. Segundo: no es cierto que el medio ambiente aporte las condiciones propicias para el desarrollo de las grandes sociedades.
Toynbee descubrió que una vida fácil no contribuye a la grandeza de una sociedad; al contrario, la estorba. Por ejemplo, descubrió que un clima placentero no produce grandes civilizaciones.
Toynbee dice que las grandes civilizaciones surgen como respuesta a los desafíos que afrontan. Una gran dificultad las obliga a hacer un esfuerzo superior. El obstáculo puede ser geográfico, político o militar. Puede ser, incluso, un clima inhóspito. Mientras exista un desafío, algo en contra de lo cual luchar, mientras existan nuevas fronteras, habrá crecimiento.
Por eso sucede que, una vez que una civilización ha llegado a la grandeza, se descuida, baja la guardia y entra en decadencia.
Los principios de Toynbee también se aplican a las iglesias, las familias y los individuos.
Para crecer se necesita un desafío, un conflicto, una incertidumbre. El historiador británico estableció la siguiente regla: “Eliminar los riesgos estimula la decadencia y a la larga destruirá cualquier sistema”.
Por eso Dios no facilita nuestra lucha en el gran conflicto. Sabe que nos hace bien luchar.
Nos mantiene despiertos mediante la lucha sin cuartel contra las potestades de las tinieblas. Dios, de una forma muy sabia, se niega a concedernos seguridad absoluta y ausencia de riesgos. No quiere que nos sintamos cómodos y dejemos la lucha y la peregrinación.
Una seguridad excesiva es dañina. Un poco de inseguridad nos mantiene alerta.
Por lo tanto, si tienes problemas, ¡no te desanimes! ¡Nunca pienses que tus problemas son indicios de que Dios se ha olvidado de ti! Más bien, son evidencias de que trabaja con éxito en la edificación de tu carácter.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

No hay comentarios:

Publicar un comentario