jueves, 8 de agosto de 2013

AHORA EL GENERAL OBEDECE NUEVAS ÓRDENES

El Señor le dijo a Moisés: “¿Por qué damas a mí? ¡Ordena a los israelitas que se pongan en marcha!” (Éxodo 14:15).

El general Manuel Noriega fue capturado en 1989, acusado de muy graves delitos. Solo Dios sabe si era culpable de todos los cargos que se le imputaban, pero su vida se convirtió en una lección de fe y esperanza.
Mientras se encontraba en prisión, a principios de 1990, cayó en sus manos un ejemplar del Nuevo Testamento. Luego pidió que un pastor lo visitara. Después de otra visita en julio de 1990, Noriega pidió que lo inscribieran a un curso por correspondencia. Así comenzó a abrirse un mundo nuevo ante él.
En el año 1992, Noriega estuvo recluido durante seis meses en una cárcel de máxima seguridad, donde el capellán era el pastor adventista Mike Lombardo. Míke supo que a Noriega le interesaba el evangelio y lo visitó, oró con él y le regaló un ejemplar de El camino a Cristo. Poco después Noriega preguntó a Mike si tenía otros libros de Elena de White. Mike le regaló El Deseado de todas las gentes y Palabras de vida del gran Maestro.
Los libros le agradaron, pero más tarde lo trasladaron a otra prisión en la Florida, Estados Unidos. Al poco tiempo el general Noriega pidió ser bautizado. Después de muchas trabas legales, el 24 de octubre de 1992, Manuel Noriega fue bautizado en los salones de un tribunal federal en Miami.
El pastor Clifton Brannon, que bautizó al prisionero, afirma que se podía sentir la presencia del Espíritu Santo durante la ceremonia bautismal. El grupo cantó el himno “Sublime gracia” y a Noriega se le permitió expresar un breve testimonio.
Un día el evangelista Luis Palau visitó a Noriega en su celda. Este le dijo que cuando él ostentaba el poder en Panamá, tenía a sus órdenes a tres generales que le informaban cada día de los problemas que el país afrontaba. Ahora sus posesiones eran una cama, una mesa y una pequeña bicicleta para hacer ejercicio. Palau le preguntó:
-General, ¿qué piensa hacer cuando salga en libertad?
Noriega contestó:
-He encontrado un nuevo Comandante. Cuando salga en libertad buscaré en esa Biblia que está en mi mesa, preguntándole a mi nuevo General qué debo hacer.
¿Ya le preguntaste a tu General, Jesucristo, lo que debes hacer? Recuerda que no basta la pregunta que le hicimos cuando nos entregamos a él. Cada día debemos recibir nuevas órdenes de marcha. Sigue las órdenes de tu General.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

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