jueves, 22 de agosto de 2013

«VIEJA» ES QUIEN HA PERDIDO EL PLACER DE VIVIR

Los que confían en el Señor son como el monte Sión, que jamás será conmovido, que permanecerá para siempre. Salmo 125:1

«Vieja» es aquella persona que ha perdido el placer por la vida. Las mujeres avanzadas en años, en cambio, son las que han acumulado, como si fueran tesoros, alegrías, anécdotas y experiencia. Aunque algunos quizá no deseen convivir con una persona vieja, sin embargo todos disfrutan de la conversación y la presencia de una mujer avanzada en años que exhala un perfume de satisfacción personal en todos sus actos.
Las mujeres viejas huelen a amargura, se visten de luto y apagan la luz de su existencia; se envuelven en mantos de oscuridad y desprecian la vida. No cien, no lloran, no se emocionan. La risa de los niños les molesta, la algarabía de los jóvenes las irrita. Son las que caminan con la cabeza agachada, pues mirar a los árboles, ver el sol y el cielo ya no tiene encanto para ellas.
Por otro lado, las mujeres avanzadas en años tienen recuerdos para compartir, viven con la ilusión de un nuevo amanecer, reconociendo que cada día representa un enigma que resolver con emoción. Son las que conocen y abren el camino para las roas jóvenes, y siembran optimismo, e incluso picardía y gozo a cada paso. Son las que, aunque se aproximan al final del camino, se muestran satisfechas, porque han transitado tomadas de la mano de Dios. Confían en él y esperan seguir viviendo en la eternidad.
Con la ayuda de Dios, algunas llegaremos a acumular muchos años. Pero nunca nos haremos viejas. Seremos como el roble que, cuantos más años tiene, más fuerte se hace y ofrece su sombra generosa, debajo de la cual descansa el peregrino de la vida.
Nunca perdamos el encanto juvenil, ni la capacidad de asombro de los niños. Tener años no significa enfermarnos; caminar lento no implica quedar paralizadas. Si no podemos correr, caminemos, juguemos, riamos, emocionémonos, descubramos, a nuestro propio ritmo!
Amiga, trabaja con tus manos sin descuidar tu mente; sobre todo, ayuda al prójimo. Es la mejor terapia para no envejecer. No pienses que el tiempo pasado fue mejor. Descubre tu presente, que seguramente está lleno de sorpresas y emociones nuevas, y vive esperando lo mejor del futuro.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

No hay comentarios:

Publicar un comentario