miércoles, 13 de enero de 2016

UN ABRAZO EN BLANCO Y NEGRO

“Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó” Lucas 15:20

¿Te has preguntado  alguna vez por qué Jesús murió con los brazos extendidos? Quizá la fotografía premiada de la revista Life lo explique de manera óptima.
Fue una fotografía de actualidad del día de 1973 en que los prisioneros de guerra estadounidenses volvieron a casa desde Vietnam. El gigantesco avión de transporte Lockheed C-130 Hércules de color gris había aterrizado y rodado por la pista de una base aérea de la costa oeste de los Estados Unidos. Los primeros prisioneros de guerra descendieron por la escalerilla, para recibir la bulliciosa bienvenida de sus seres queridos, que aguardaban tras un cordón de seguridad. Pero nuestros ojos se sienten atraídos hacia un soldado en particular, vestido de caqui militar almidonado, con su gorra plisada puesta encima de un rostro demacrado pero orgulloso.
Algo ha captado su atención. Alguien ha conseguido zafarse de la multitud acordonada y va corriendo hacia él, con un aspecto de éxtasis gozoso en su rostro, con su larga cabellera ondeando al viento del aeropuerto. Él debe de haberla oído llamarlo, porque, al reconocerla, ha dejado caer instintivamente su petate y tiene las rodillas dobladas, con los brazos abiertos de par en par para abrazar a su niñita. Y cuando se dispara el obturador de la cámara, los pies de la niña ya no están en el suelo y tiene los brazos suspendidos en el aire, extendidos hacia su padre, que había vuelto. Imagen congelada. Un momento de intemporalidad en blanco y negro: el retrato de una reunión de un padre y su hija.
Y por eso Jesús murió con los brazos extendidos. Para que nunca olvidáramos que son los brazos de nuestro Padre que está en los cielos. Brazos abiertos de par en par con la verdad alegre y gloriosa de que lo que a Dios siempre le ha interesado en grado sumo es que sus hijos entren en su abrazo abierto de par en par.
Entonces, ¿no congelaremos esa imagen también en nuestra mente? Porque si las relaciones son lo más importante para el Dios del universo, ¿no deberían ser lo más importante para su iglesia, sus amigos, a ti y a mí? ¿No es ese momento en blanco y negro la razón misma por la que existen los elegidos? ¿Elegidos por Dios no solo para entrar nosotros mismos en ese abrazo abierto de par en par, sino elegidos para llevar esta gloriosa imagen de él hasta los rincones más alejados de nuestra vida y de nuestro mundo?
Con una foto así, por más que lo intente, no se me ocurre ninguna razón para no entrar en esos brazos extendidos? ¿Y a ti?

Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016 
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson

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