jueves, 11 de febrero de 2016

¿CONFIAR O NO CONFIAR? HE AHÍ LA CUESTIÓN

Nada hace el Señor sin antes revelar sus designios a sus siervos los profetas. Amós

“Elíseo regresó a Guilgal y se encontró con que en esos días había mucha hambre en el país. Por tanto, se reunió con la comunidad de profetas y le ordenó a su criado: ‘Pon esa olla grande en el fogón y prepara un guisado […]’. Uno de ellos salió al campo para recoger hierbas; allí encontró una planta silvestre y arrancó varias frutas hasta llenar su manto. Al regresar, las cortó en pedazos y las echó en el guisado sin saber qué eran. Sirvieron el guisado, pero cuando los hombres empezaron a comerlo, gritaron: ‘¡Hombre de Dios, esto es veneno!’ Así que no pudieron comer. Entonces Eliseo ordenó: ‘Tráiganme harina’. Y luego de echar la harina en la olla, dijo: ‘Sírvanle a la gente para que coma’ ” (2 Reyes 4:38-41, NV1).
Imagínate la escena. Corren tiempos de crisis y apenas tienes qué comer. Un día te encuentras a una mesa con muchos comensales, y de pronto varias personas comienzan a gritar: “¡La comida está envenenada!” Por muy desesperada que estuvieras, seguro que pondrías cuchillo a tu garganta. Pero entonces, alguien echa un poquito de harina en la olla y dice: “Ya pueden comer”. ¿Qué harías? ¿Comerías? Creo que dependería del nivel de confianza que tuvieras en esa persona.
La pregunta a la que estoy apuntando es esta: ¿Qué nivel de confianza tienes en los profetas del Señor? Aquellos hombres confiaron en Eliseo y obedecieron sin dudar porque lo conocían. Habían sido testigos de sus milagros, sabían que era un profeta, el único profeta bíblico al que alguien llama “santo hombre de Dios” (2 Rey. 4:9, NVI).
Dios nos ha hablado por medio de sus profetas (Heb. 1:1; 2 Ped. 1:21). A lo largo del Antiguo Testamento, el principio queda claro: “Confíen en el Señor, su Dios, y se sentirán seguros; confíen en sus profetas, y todo les saldrá bien” (2 Crón. 20:20); e igual de claro queda que el Nuevo Testamento reconoce la validez del don profético (ver 1 Cor. 12:28; Efe. 4:11). Dios quiere que conozcamos sus planes para nosotros, especialmente en estos tiempos que corren, y esos planes nos han sido revelados a través de los profetas de todas las épocas. ¿Estudiaremos esos mensajes para conocer mejor al mensajero? ¿Creeremos en sus advertencias y pondremos en práctica los principios que enseñan?

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz
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