viernes, 18 de marzo de 2016

EL ROMPECABEZAS – 2

“Miré, y vi una nube blanca. Sentado sobre la nube, uno semejante al Hijo del hombre, que llevaba en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz aguda. Y otro ángel salió del templo gritando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: ‘¡Mete tu hoz y siega, porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura!’ ” Apocalipsis 14:14, 15

Dios es agricultor. ¿Dónde crees que aprendimos eso? Es asombrosa la frecuencia con la que la metáfora de la agricultura está entretejida en todas las Escrituras, desde parábolas hasta profecías. Aquí el Rey Jesús se sienta en la nube gloriosa de su segundo advenimiento, pero, ¿qué hay en su mano? Una hoz. ¿Por qué? Porque “la mies de la tierra está madura”. ¿Te acuerdas del quid de la parábola de Jesús sobre el trigo y la cizaña? La tierra termina con una gran cosecha; ello es también el mensaje central de Juan aquí, en la segunda pieza del rompecabezas.
Y también es el meollo de Joel en la tercera pieza del rompecabezas cuando describe el juicio final con estas palabras: “Despiértense las naciones […], porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor. Meted la hoz, porque la mies está ya madura” (Joel 3:12,13). El mundo de la agricultura de Judea es el lenguaje de las Escrituras, y está claro que la metáfora de la cosecha describe el fin del mundo.
Toma ahora la cuarta pieza del rompecabezas: “Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová, vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía, como al principio. Las eras se llenarán de trigo” (Joel 2:23,24). ¿Cómo se lleva la cosecha al punto de maduración? Con una abundante lluvia, responde Joel. Los agricultores hebreos solo conocían dos estaciones, la húmeda y la seca. Y por eso plantaban sus semillas al comienzo de la estación húmeda de las lluvias tempranas (otoño) para garantizar que sus cosechas arraigaran y se desarrollaran. Y luego aguardaban con impaciencia la estación de la lluvia tardía (primavera), cuando la última tanda de lluvias aceleraría los cereales hasta la total maduración de la cosecha antes de que empezase la estación seca.
Pero está claro que Joel tiene en mente mucho más que los modelos climáticos de Israel. Quinta pieza del rompecabezas: “Después de esto derramaré mi espíritu sobre todo ser humano, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. También sobre los siervos y las siervas derramaré mi espíritu en aquellos días” (vers. 28,29). La lluvia que Dios promete es el derramamiento de su Espíritu. Solo quedan dos piezas más del rompecabezas. Pero ya tenemos un trozo suficiente de la imagen como para darnos cuenta de que ahora debemos pedir este derramamiento de lluvia.

Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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