jueves, 26 de enero de 2017

PENSABAS QUE CONOCÍAS AL MUCHACHO

“Habla con los israelitas y diles que cuando alguno me traiga ofrendas de animales, me las deberá traer de su ganado o de su rebaño” (Levítico 1:2).

Cuando me casé con él, no tenía idea de que mi esposo lavaba su ropa solo dos veces al año. Este muchacho bello, limpio, bien vestido y con un buen porte no tenía el valor de llevar su ropa sucia a la tintorería con más frecuencia que cada seis meses. Una vez casados, aparentemente avergonzado por esta debilidad, comenzó a esconder su ropa sucia en distintos lugares del armario. Finalmente, descubrí su hábito el día en el que buscaba un zapato y una pequeña avalancha de ropa sucia cayó a mis pies. Me preguntaba cuánta ropa había allí, así que decidí vaciar el armario. Saqué nueve cargas de ropa para la lavadora. Era julio, y encontré ropa suda que había usado desde el primer día del año.
Cada día descubro cosas nuevas sobre el hombre con el que me casé. Pensé que lo conocía bien cuando nos casamos, pero ahora me doy cuenta de que nunca voy a dejar de aprender que realmente necesitas toda una vida para conocer a una persona. Y esto me lleva al libro de Levítico. La primera vez que leí Levítico, me sentí asqueada por el gran número de sacrificios que Dios requería. ¿Por qué Dios pedía la muerte de tantos animales ¡nocentes? Para empezar, en el mundo antiguo, se aprendía sobre un dios y su carácter por los sacrificios que él requería. Puede que Dios mismo no haya elegido esta idea, pero tenía que llegar a la gente en los términos que conocían. Por otro lado, el plan de salvación que Dios estaba tratando de enseñarles a sus hijos era algo así como mi matrimonio. Siempre había algo que aprender. El sacrificio de Jesús en la cruz tiene tantos significados que no puede explicarse solo diciendo que es un sacrificio. No obstante, Dios ayudó a los israelitas a comprender mejor la forma en que se ocuparía de sus pecados y culpas.
No te engañes pensando que ya lo sabes todo de Jesús o de su sacrificio. Si no podemos conocernos totalmente unos a otros en esta tierra, seguramente nunca dejaremos de aprender cosas nuevas acerca de Dios, ni aquí, ni en el cielo. MH

Tomado de lecturas devocionales para Adolescentes 2017
FUSIÓN
Por: Melissa y Greg Howell
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