martes, 10 de enero de 2017

¿QUIERES SER MI MEJOR AMIGA?

Así que el Señor esperará a que ustedes acudan a él para mostrarles su amor y su compasión” (Isa. 30:18, NTV).

Desde el asiento de atrás del auto, escuché una voz que me decía: -Abuela, ¿quieres ser mi mejor amiga?

Aquellas palabras tocaron mi corazón. Definitivamente, mi nieto Grlffey ocupa un lugar especial en mi corazón, como todos mis nietos.
Habían pasado varios meses desde que estuve en Denver visitando a mi hija por última vez. ¡Qué grande estaba mi nieto Griffey, cuánto había crecido! Con tres añitos, y es increíble lo rápido que pasan por cada etapa. Lo que más me sorprendió fue lo bien que ya podía comunicarse. Decir que disfrutamos de nuestro tiempo juntos sería quedarme corta. Nos reímos, nos abrazamos, leimos libros y jugamos a los camiones de bomberos. ¡Cuánto me gusta ser abuela! Pero cuando lo escuché preguntarme: “Abuela, ¿quieres ser mi mejor amiga?”, mi corazón se conmovió. Le respondí: “Sí, por supuesto”, mientras al mismo tiempo contenía las lágrimas de emoción. Quiero ser su mejor amiga. Quiero disfrutar de él y compartir la vida con él, a medida que crece.
Si nos sentimos tan conmovidos por momentos tiernos como estos, piensa en cómo se siente Dios cuando le pedimos que sea nuestro “mejor amigo”. ¡Eso es exactamente lo que está esperando que le pidamos! Su Palabra nos dice: “Así que el Señor esperará a que ustedes acudan a él para mostrarles su amor y su compasión” (Isa. 30:18, NTV). Imagina al Dios que creó los cielos y la tierra esperando a que vayas a él, pidiéndote ser tu mejor amigo, tu vida, tu protector y tu Salvador. Quiero compartir mi vida con él; con el Dios que me creó y que me conoce mejor que yo misma… Aquel que dice: “Estoy esperando por ti. ¿Quieres ser mi mejor amiga?”
Cuando llegó el momento de volverme a mi casa, me entristeció tener que separarme de mi pequeño Griffey, porque sabía que una parte de mi corazón iba a quedarse con él. De hecho, también lo llevaba en mi corazón de vuelta a casa. A medida que nos fuimos acercando al aeropuerto, lo abracé y le dije:
-¿Vas a ser siempre mi mejor amigo?
Su tímida sonrisa y sus ojos brillantes me dijeron que siempre íbamos a tener un vínculo especial.
Así es como yo quiero que sea mi relación con Dios: ¡Siempre especial! ¡Siempre preciosa! ¡Siempre alegre! ¡Siempre llena de confianza! Y que nunca se termine.

Candace Zook

Tomado de lecturas devocionales para Damas 2017
VIVIR EN SU AMOR    
Por: Carolyn Rathbun Sutton – Ardis Dick Stenbakken
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