lunes, 6 de enero de 2020

“NO ES EL TAMAÑO DEL PERRO EN LA PELEA, SINO EL TAMAÑO DE LA PELEA EN EL PERRO”. MARK TWAIN

Cuando una mujer llamó al número de la policía en Wisconsin, Estados Unidos, la conversación sucedió así:
Central: «Departamento de Policía, ¿en qué puedo ayudarlo?»
Mujer: «Hola. Esto quizá suene extraño, pero mi gato se volvió loco, atacó a mi esposo, y ahora somos sus rehenes en nuestra propia casa. Nos preguntábamos a quién debemos llamar para que haga algo, que se encarguen del gato o nos ayuden»
Central: «¿El gato es suyo?»
Mujer: «Es nuestro gato; sí»
Central: «Entonces, ¿es su mascota?»
Mujer: “Si”
Central: «Deme un momento».
Debe de haber sido un gato bien grande, ¿no?, como un puma o un tigre. Pues no. Era solo un gatito que estaba de mal humor. Y esa no fue la primera vez que un gato peleó contra una familia entera y ganó.
La familia Palmer, de Oregón, se vio en grandes problemas cuando su hijo menor le tiró de la cola a su gato. Tuvieron que acabar todos encerrados a cal y canto en la habitación para resguardarse de las garras del malhumorado felino.
Aparentemente, lo que Mark Twain dijo sobre los perros también se aplica a los gatos. Y quizá se aplica a las personas también.
Hay una historia en el Antiguo Testamento sobre cómo trescientos hombres enfrentaron a un ejército de ciento treinta y cinco mil, usando como armas apenas unos cacharros e instrumentos musicales. En la historia de Gedeón, leemos que un gran temor invadió a los soldados madianitas. La Biblia dice que «todos los madianitas salieron corriendo y dando alaridos mientras huían» (Juec. 7:21). Si en esos días hubiera habido un teléfono de emergencias al cual llamar, los madianitas lo habrían hecho.
Obviamente, no fue el tamaño del ejército de Gedeón lo que logró el triunfo en esa batalla; tampoco fue el tamaño de la pelea en los hombres de Gedeón. Fue el tamaño del Dios que peleaba por ellos. Cualquiera sea la batalla a la que te enfrentes hoy, alégrate de estar del lado de un Dios muy, muy grande.  Kim
«El Señor le dijo a Gedeón: ‘Tienes demasiada gente para que yo entregue a Madián en sus manos. A fin de que Israel no vaya a jactarse contra mí y diga que su propia fortaleza lo ha librado'»  (Juec. 7:2).

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADOLESCENTES
“UNA IDEA GENIAL”
Por: Kim Peckham
Lecturas Devocionales para Adolescentes en 2020.

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