martes, 28 de enero de 2020

TRES MANERAS DE VIVIR

«Acercándose, vendo sus heridas echándoles aceite y vino, lo puso en su cabalgadura, lo llevó al mesón y cuidó de él» (Lucas 10: 34).

Una de las historias más fascinantes y significativas del evangelio es la del Buen Samaritano. En una ocasión Jesús confirmó como certeras las palabras memorizadas de su oponente, el experto de la ley: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo>> (Lucas 10: 27). Al instante, el interlocutor preguntó al Maestro: <<Y quién es mi prójimo?>>. Jesús respondió con la historia del Buen Samaritano.
La historia no era una escena imaginaria. Elena G. de White nos dice que se trataba de un suceso real en el que el sacerdote y el levita del relato estaban entre los que escucharon las palabras de Jesús (El Deseado de todas las gentes, cap. 54, p. 471). 
He aquí el relato en breve: Un viajero caminaba de Jerusalén a Jericó y unos ladrones lo atacaron, despojándole de todo lo que tenía y dejándole medio muerto. Un sacerdote observó a distancia al sufriente y evitó pasar de cerca. Luego pasó un levita, se acercó a la víctima, y siguió su camino. Por último, lo vio un samaritano un miembro de un grupo social discriminado) y le curó sus heridas, lo montó en su cabalgadura, lo llevó a una posada para cuidarlo mejor y, a la mañana siguiente, dejó dinero al posadero para que lo continuara cuidando. De este modo, Jesús mostró quién de los tres fue el verdadero prójimo e instó a sus interlocutores a que hicieran lo mismo (vers. 37). 
El relato muestra tres filosofías. La primera es la filosofía del ladrón: «Lo tuyo es mío y te lo voy a arrebatar». Es la norma de las personas que van por la vida tratando de sacar el mayor provecho a costa de los demás. La segunda filosofía es la del sacerdote y el levita: «Lo mío es mío y lo voy a retener». Es la norma de quienes se esfuerzan en ignorar las necesidades de los demás y pasan de largo ante quienes sufren. Por último, está la filosofía del samaritano: «Lo mío es tuyo y lo comparto contigo».
¿Con quién te identificas? El evangelio nos insta a ser como el samaritano, el prójimo solidario, comprometido con el servicio, dispuesto a ayudar, a sacrificarse y apoyar a quienes sufren. «Ve, y haz tú lo mismo».
No dudes que esta es la manera de gozar de las mejores relaciones interpersonales que pueda haber en este mundo imperfecto.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2020
UN CORAZÓN ALEGRE
Julián Melgosa y Laura Fidanza
Lecturas devocionales para Adultos 2020

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