domingo, 28 de junio de 2009

HOMBRES DE VERDAD

Tú me proteges y me salvas, me sostienes con tu mano derecha; tu bondad me ha hecho prosperar. Salmo 18:35

Todos sus amigos decían que Eric Álvarez era un imprudente. —Le gustaba fanfarronear y demostrar que era un hombre. —Quería hacer lo que ningún otro muchacho había hecho antes. Tomaba el metro hacia la Chelsea Vocational School de Nueva York y, casi cada día, abría las puertas mientras el tren todavía se movía para saca el cuerpo al exterior. Pero cometió un grave error. Según dijo uno de sus amigos, quiso hacerlo aún más difícil. Un día se quitó la gorra, el jersey y la cadena de plata y se lo entregó a su novia. Eric abrió la puerta tal como había hecho tantas veces; pero esta vez trepó hasta el techo del tren. Pero Eric no había tenido en cuenta los soportes de acero del sistema del metro. Mientras estaba en el techo, el tren pasó bajo uno de esos soportes. Eric recibió un golpe que lo arrojó a la vía y otro tren que venía detrás lo atropello. Ser un hombre no es cosa de correr riesgos. Tiene que ver con hacer lo correcto y vivir según los principios de Dios. Los hombres de verdad no atraen la atención sobre sí mismos, viven cada día para honrar y servir a Dios. Saben que la grandeza procede de ser como Jesús. La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más intimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal .al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos (La educación, p. 54). La grandeza está al alcance de todos, hombres y mujeres, a condición de que pongan a Dios en el primer lugar de su vida.

Tomado de la Matutina El viaje increible

CREYÓ EN JESÚS Y RECUPERÓ LA VIDA DE SU HIJA

Entonces vino un hombre llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y, postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa. Lucas 8:41

La niña tenía doce años de edad y era la luz y la alegría de la casa y del corazón de Jairo, su padre. Jairo era un hombre muy respetado como jefe de la sinagoga. Un día la niña contrajo una extraña enfermedad. Su rebosante salud se fue deteriorando rápidamente. Se puso delgada, pálida y demacrada. Su permanente alegría desapareció. Los mejores médicos de la región, para la desesperación y la angustia de Jairo, fracasaban uno tras otro. Cuando el último de los médicos desahució a la niña, Jairo sintió que su alma también quedaba desahuciada. No podía imaginarse la vida sin la que era la luz de sus ojos. Su corazón de padre sintió que moriría junto a su hija. Precisamente por esos días Jesús había regresado a Capernaúm. Jairo se enteró y, aunque su condición de jefe de la sinagoga no le hacía fácil hablar con alguien sospechoso para los dirigentes espirituales de la nación, fue a buscarlo. Cuando lo vio, se postró a sus pies y, desde el fondo de su desgarrado corazón de padre, sin importarle lo que dijeran quienes lo veían asombrados, le pidió que sanara a su hija. En ese momento, unos mensajeros vinieron y le dijeron: «Tu hija ha muerto». Jairo sintió que una espada gigantesca le atravesaba el corazón. Entonces Jesús le dijo: «No temas; cree solamente y tu niña será salva». Cuando, acompañado de unos discípulos, Jesús entró en la casa de Jairo, contempló el rostro de la niña, que yacía inerte en el lecho. «Está muerta», le dijeron los familiares deshechos en llanto. Jesús dijo: «No, solo duerme». Y los incrédulos se burlaron. Entonces el Maestro se dirigió al lecho donde estaba la niña, y le dijo: «Muchacha, levántate». Jairo comprendió a través de una desgarradora experiencia que hay cosas más importantes en la vida que las riquezas materiales y el reconocimiento social. Ni todas sus riquezas juntas, ni todo su poder, podían devolverle la vida a su hija. Solo el poder de Jesús. Jairo así lo creyó. «Cree solamente», fue todo lo que pidió Jesús, «y tu hija será salva». Cuando estemos frente a cualquier situación, por dolorosa que sea, recordemos las palabras que Jesús le dirigió a Jairo: «Cree». Arrodillémonos delante de Jesús, el dador de la vida y el vencedor de la muerte.

Tomado de la matutina Siempre Gozosos

sábado, 27 de junio de 2009

NO PIERDAS LA ESPERANZA

Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor (S. Mateo 24: 42).

Tuve la dicha de nacer en un hogar adventista. Mis padres nos llevaban a la iglesia no solamente los sábados, sino domingos, miércoles y viernes a los servicios vespertinos. Por supuesto, el sábado muy temprano estábamos en la iglesia. Cada uno de nosotros, éramos ocho hijos, se dirigía a su respectivo departamento de niños. Recuerdo perfectamente cómo latía mi pequeño corazón cuando escuchaba el mensaje de la segunda venida de Cristo. Quería estar lista para ese momento. Decidí bautizarme, pero no fue hasta que tomé el curso La fe de Jesús completo cuando se aceptó mi nom­bre para ser bautizada. Tenía escasos diez años, sin embargo, para mí Jesús estaba cerca y quería estar lista. Los años han pasado y he tenido la dicha de ver a muchas personas aceptar la verdad de la segunda venida de Cristo Jesús. La Biblia dice que los discípulos se apartaron y le preguntaron a Jesús por la señal de su venida a este mundo (Mat. 24: 3). Ellos entendieron que el Señor no establecería su reino en ese momento, ¿pero cuándo volvería por segunda vez? Jesús narró varios acontecimientos previos a su venida. El capítulo 24 de S. Mateo los describe con claridad y finaliza con una descripción del siervo fiel a quien su Señor lo encontrará ocupado al atender a su familia, dándole su alimento a su tiempo. Mientras tanto, el siervo infiel dice «mi Señor se tarda en venir», así que hiere a sus consiervos y se pone a comer y a beber. Mi pregunta esta mañana es: ¿Será que los que hemos pasado muchos años en la iglesia de pronto nos abruma la tardanza? ¿Cuál es nuestra actitud ante la venida del Señor? ¿La vemos tan lejana que las actividades de cada día nos envuelven de manera tal que si el Señor viniera no estaríamos listas? Elena G. de White dice: «Los acontecimientos finales serán acortados por amor a sus elegidos [...]. El fin vendrá más pronto de lo que los hombres esperan» (E! conflicto de los siglos, p. 575). No sabemos el día ni la hora pero estemos preparadas porque el momento de la venida de Jesús está muy cerca.

Leticia Aguirre de De los Santos
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor

¿QUIERES SER MI VECINO?

Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mi; permanezcan, pues, en el amor que les tengo. Juan 15:9

Una vez pregunté en clase si les gustaría tener a Jesús de vecino. —A mí no me gustaría —admitió Dan—. ¿Cómo podría divertirme si me observara todo el tiempo? —Yo me sentiría culpable cada vez que encendiera la televisión o me pe léase con mi hermana —dijo Jenny. La mayoría de los demás alumnos estuvieron de acuerdo con los dos que habían hablado. Por alguna razón pensaban que una persona tendría que ser casi perfecta para sentirse cómoda en presencia de Jesús. Pero, ¿es esa la manera en que la gente se sentía cuando Jesús vivía en la tierra? Muchos de los seguidores más cercanos de Jesús pertenecían a la clase de personas que no gustan a tus papas. Eran lo que se llamaría mala gente. Pero les encantaba estar con él. Un hombre estaba tan controlado por Satanás que tenía asustado a todo su pueblo Pero después de que Jesús lo liberara del control de Satanás el hombre no quiso separarse de Jesús. En lugar de sentirse culpable en presencia de Jesús, el hombre se sentía satisfecho y seguro. ¿Y qué decir de María Magdalena? En los tiempos bíblicos, las mujeres tenían muy poco valor en la sociedad. Pero las mujeres como María, bueno, eran lo peor de lo peor. Si alguien hubiese querido vivir lejos de Jesús, esa debería haber sido María. Aunque le costaba horrores separarse de él. ¿Recuerdas cuando Marta se quejaba a Jesús de que María descuidaba sus obligaciones en la cocina? Jesús lo sabía todo de María pero, a diferencia de todo el mundo, no la miraba con desprecio. Ella nunca vio que la mirase con espíritu de crítica. De él solo recibía amor, aceptación y esperanza. ¿No es eso lo que andamos buscando? En lugar de huir de Jesús cuando hacemos algo que está mal, deberíamos correr hacia él. Ya murió por nuestros pecados. Espera para perdonarnos y liberarnos del control de Satanás. Creo que me gustaría un vecino corro Jesús.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble

SALVADOS DE LA TEMPESTAD

Él les dijo: «¿Por qué teméis, hombres de poca fe?» Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: «¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen?» Mateo 8:26,27

Las olas estaban a punto de volcar la embarcación. La tempestad azotaba sin misericordia aquella barca y aquellos hombres. Bajo un firmamento negro, cruzado de rayos amenazadores, sentían que en cualquier momento perecerían, en medio de la vorágine del mar embravecido.

En la misma barca estaba Jesús, quien, agotado por las intensas actividades de la jornada, dormía profundamente. Al principio, los discípulos, ocupados como estaban en la lucha por mantener a flote la barca ante los embates del mar, no se acordaron de que con ellos viajaba el Hijo de Dios. Sin embargo, cuando todo parecía perdido, cuando la barca ya no podía resistir más, cuando parecía que el mar profundo se los tragaría en cualquier momento, los discípulos se acordaron de Jesús. Con el terror de la muerte reflejado en el rostro y en el tono de la voz, despertaron al Maestro y le dijeron: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!» El Hijo de Dios despertó, reprendió brevemente a sus discípulos por su falta de fe, y ordenó callar y enmudecer a la terrible tempestad. De inmediato, las aguas turbulentas se tranquilizaron. Una suave brisa rizó las serenas aguas del lago. Las estrellas festejaron el milagro de Dios. Los discípulos respiraron aliviados y dijeron asombrados: «¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen?»
Cuando el médico nos da el diagnóstico que nos confirma una terrible enfermedad de un ser querido, cuando el banco nos urge a pagar y nos amenaza con el embargo de la casa, sentimos como si nos atacara una terrible tempestad. El temor atenaza nuestro espíritu y {laqueamos. Con frecuencia, cegados por el temor, perdemos la perspectiva y olvidamos que junto a nosotros está Dios.
La angustia que nos invade es consecuencia de nuestra poca confianza en Jesús. Está junto a nosotros el que es capaz de dominar vientos y mares y calmar cualquier tipo de tempestad que ataque nuestra vida. Ahí está nuestro Salvador, esperando nuestras oraciones para cumplir las promesas que nos ha hecho.
Recuerda que no hay mar embravecido que Jesús no pueda serenar. No existe problema, por difícil que sea, que Jesús no pueda resolver, ni montaña que no pueda hacer desaparecer, ni tinieblas que no pueda disipar. Cuando sientas que las dificultades de la vida te ahogan, ten confianza en Jesús. No te dejará perecer.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos

viernes, 26 de junio de 2009

LA VOZ QUE QUIERO SEGUIR

Los rectos lo verán y se alegrarán, pero todos los impíos serán acallados (Salmo 107: 42).

Algunas veces me pregunto qué diferencia hay si salgo de mi cómodo lugar, contra la corriente, a realizar lo que Dios me pide. Tener la fe del apóstol Pedro para pararme sobre las aguas, con la vista hacia Jesús. Es fácil hacerlo cuando hay una pequeña brisa, pero cuando hay tempestad y olas que me gritan que no lo podré hacer y se burlan de mis débiles intentos es más difícil de lo que alguna vez imaginé. ¡Cuán a menudo experimentamos nosotros lo que experimentaron los discípulos! Entonces la voz y la luz de la verdad me hablan y me recuerda que estará conmigo la misma luz que le dio fe a Abraham, la fuerza en la honda de David dándole victorias en medio de las batallas más temibles. También recuerdo que se puede cantar en una cárcel, como Pablo y Silas, que la enfermedad ter­mina y que la muerte es derrotada si tengo fe. Pero hay otras voces que se burlan, se ríen y me dicen que esta vez tampoco lo lograré. Las que me critican disfrazadas de religión y tradición, también aquellas que me desprecian. También se oyen las voces que pretenden desanimarme, traen a mi memoria todas las veces que he fallado. Pero de todas las voces que me hablan quiero escoger creer y seguir la voz de Jesús, que estuvo en la hora más obscura de la humanidad, que es fuerte, Dios único y Todopoderoso, que fue es y será, que dio su vida para que la muerte no fuera eterna para mí. Que me dice: «¡Confía, no tengas miedo!»

Miriam Alejandra Escobedo
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor

DALE LA VUELTA

Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió ese mal en bien para hacer lo que hoy vemos. Génesis 50:20

Warrior Brown era conocida en su pueblo de Nueva Zelanda por la facilidad con que causaba problemas. Cuando estaba borracha era una terrible luchadora. Su nombre lo decía todo: guerrera. Pero algo tocó el corazón de Warrior. Ese algo era Jesús. El Ejército de Salvación fue el responsable de llevar el evangelio a Warrior. Durante una de sus reuniones, le pidieron que diera testimonio de cómo Jesús había entrado en mi vida y la había cambiado. Cualquiera que hubiese sido un bebedor tan empedernido y tan pendenciero como Warrior, con toda certeza, estaría cargado de enemigos. Uno de ellos esperaba que saliera al frente. Cuando Warrior habló de su conversión, su enemigo empezó a insultarla a gritos. Warrior no le hizo caso. Pero cuando su enemigo sacó una patata y se la arrojó a la cabeza, todos contuvieron la respiración, a la espera de la reacción de Warrior. ¿Habría cambiado realmente? Al acabar su testimonio, Warrior se agachó y tomó la patata. No dijo una palabra más y regresó a su asiento. Pasaron los meses y el incidente de la patata se olvidó. La gente estaba ocupada cuidando de sus huertos. Una mañana, mientras los lugareños se reunían en la plaza Ira vender el excedente de sus productos, Warrior se les unió. Traía un cesto lleno de patatas y las compartió con sus vecinos. Cuando alguien convierte una situación desagradable en algo bueno se dice que le ha dado la vuelta. Warrior hizo exactamente eso con la patata. En lugar de enfucerse y devolver un mal con otro mal, hizo que la patata echara brotes, la cortó en pedazos y cultivó sus propias patatas. Con la ayuda de Dios, lo que tenía que ser un mal se convirtió en una bendición.

Tomado de la Matutina El viaje increíble.

SALUDA A LOS DEMONIOS CON EL PODER DE DIOS

Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. Mateo 10:20

¿Qué extraordinaria promesa hizo Jesús a los siervos de Dios que salen a cumplir la comisión que él les ha encomendado! Cuando se vieran obligados a hacer frente a la oposición, cuando fueran llevados ante autoridades civiles 'o religiosas para dar testimonio de su fe, no habían de temer. No tenían que preparar discursos y argumentos muy bien pensados, sino esperar el cumplimiento de su promesa: «Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros» (Mat. 10: 20).
Los misioneros cristianos nunca deberían olvidar que hablan como representantes o embajadores de Cristo (2 Cor. 5:19,20), y nunca han de presentar sus propias teorías como si fueran verdad. Si así lo hicieran, podrían ser calificados de falsos profetas. La razón es que el Espíritu Santo debe hablar a través de los representantes de Dios siempre, especialmente en momentos de crisis. Por otra parte, ¿has pensado alguna vez que Dios requiere mucho más de lo que crees que puedes hacer? ¿Te sientes a veces incómodo por las exigencias de Dios? ¿Te atemorizan algunas cosas que, como cristiano, tienes que confrontar? Deja de pensar en eso. Dios ha prometido su Espíritu Santo para hacer posibles todas las cosas. La presencia del Espíritu Santo no se dio para dejar a nadie en la inoperancia. El Espíritu Santo es un clamor incansable dentro del corazón del cristiano. No es un huésped pasivo. Es el rugir del poder de Dios, es el trueno de la mañana, es el rayo de la vida eterna. Trabaja dentro de uno para ayudarnos a ser y alcanzar todo aquello para lo cual nacimos de nuevo del agua y del Espíritu. ¿Deseas que los demonios huyan ante tus palabras? Entonces salúdalos con el poder de Dios, y serán expulsados con el poder del Espíritu Santo que reside dentro de tu corazón. Recuerda que Jesús dijo a sus discípulos que no debían temer a ninguna cosa. Jesús les recordó que en la hora de la necesidad más profunda, y en el momento de las circunstancias más adversas y difíciles, ellos encontrarían su suficiencia. Estas mismas palabras se te aplican a ti ahora, y mantienen hoy toda su frescura. Tú tienes la fuerza, el poder más grande del universo: el maravilloso Espíritu de Dios, morando en tu corazón. Decide hoy no dar cabida al temor que paraliza el corazón. Que tu lema sea: «Temor, nunca más. Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?»

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos